Dios esta siempre con nosotros Padre Roberto Mena ST
www.pwfeyrazon.blogspot.comEl tema, que nos ponen delante las lecturas de este domingo XII del tiempo ordinario, es la cuestión de las dificultades que la vida nos plantea y su relación con la fe y con la Iglesia. Quizá en la vida hay cosas que no entendemos (el sufrimiento, la muerte, las dificultades de la Iglesia en su Misión...), pero hemos de convencernos que nosotros no lo haríamos mejor que Dios. Pues, nos queda aún mucho camino para entender el mundo como Dios lo entiende y para querer la felicidad que él quiere para los hombres.
En la primera lectura, tomada del libro de Job nos muestra como Dios invita a Job a confiar en su providencia, a no dudar de sus designios ni de su voluntad. Es decir esta lectura nos invita, a confiar en la bondad y sabiduría de Dios y reconocer nuestras limitaciones. Hemos de aceptar que con Dios todo tiene solución, a nosotros nos toca esperar y abandonarnos en sus manos aun en los conflictos que para nuestra razón parecen insuperables.
En la segunda lectura, Pablo a los corintios nos trae reiteradamente la esencia nueva del mensaje del Jesús: de que Cristo murió por todos y como resultado de esta gran prueba de amor, nos exhorta a vivir y asumir nuevas aptitudes, que se traduzcan en comportamientos de amor sobre todo a los más pobres. San Pablo quiere hermano, que hoy mueras a ti mismo y dejes la vida que hasta hoy llevas y des paso a una vida nueva desde Dios. Aunque ese hombre viejo que todos llevamos por dentro se resigna a morir tan fácilmente hemos de ser consciente de que viviendo desde lo viejo, es decir desde el pecado, traeremos infelicidad a nuestros días y nos quedaremos en lo efímero, en lo superficial y terrenal, renunciando así a la eternidad, y al premio de gloria que recibiremos si le somos fieles a Jesús.
En el Evangelio que acabamos de proclamar, se nos narra uno de los mas grandes prodigios realizados por Jesús. La situación que viven los apostoles es la imagen de un inminente hundimiento, y todos los terrores que implica una crisis como esta. Es en este estado de absoluta vulnerabilidad en la que los apóstoles claman angustiados: “¡Maestro! ¿No te importa que nos ahoguemos”.
El episodio de la tempestad sugiere el drama de la vida en la que el hombre es entregado a fuerzas que sobrepujan, exigiendo que la fe sea inquebrantable y contenga en sí la confianza serena de la salvación.
Este relato de la tempestad, nos invita a reflexionar sobre la fe: ¿qué significa tener fe en Dios? Fe no es esperar manifestaciones espectaculares de Dios en su vida. Ni esperar que Dios resuelva los problemas afectivos, económicos o de salud. La fe consiste en encontrar a Dios en la agenda cotidiana, se trata de confianza y de reconocer que aunque Dios es todopoderoso cada uno de nosotros tenemos nuestra cuota de responsabilidad ante las cosas que nos suceden.
Debemos saber en todo tiempo hermanos, que Jesús está de nuestro lado y que si lo llevamos en la barca de nuestra vida todas las historias de tempestades que tengamos tendrán un final feliz. Por eso, No pretendamos viajar solos. Invitemos al buen Dios para que suba a nuestro barco y sea compañero de travesía. Con Él a bordo lograremos llegar al puerto y cumplir nuestra misión