Compartir la vida de Dios.
Acabamos de escuchar en la narración del evangelio, cómo Jesús da nueva vida a su amigo que había muerto. Es un hecho real y milagroso que simboliza lo que él quiere para cada uno de nosotros. Quiere darnos Vida, más Vida, una Vida que triunfe sobre todo aquello que hay de muerte en nosotros, es decir, sobre todo lo que hay de pecado, de desamor, de egoísmo, de mentira, de violencia, de injusticia. Esto significará celebrar la Pascua: Vencer lo que hay de muerte en nosotros para compartir más todo lo que es la Vida de Dios.
Hermanas y hermanos:
La resurrección de Lázaro ocurre para "dar gloria a Dios, para que el hijo sea glorificado y para despertar la fe de los discípulos". Esa vuelta a la vida que Cristo alcanza para su amigo Lázaro es la suprema aspiración de todos los hombres. Para nosotros creyentes se trata de pasar ya, desde ahora, de la muerte a la vida, adhiriéndonos con fe a la persona de Cristo.
La muerte, en su realidad siempre dolorosa y seria, es un misterio. No lo entendemos. Pero la Buena Noticia cristiana es precisamente que la muerte es un misterio de Vida; que no es el final o la aniquilación o el sin sentido, sino que el Dios de la Vida nos ha destinado a la Vida, con Él. Como Cristo. Cuando se nos muere un amigo podríamos sentirnos derrotados por la tristeza, pero el evangelio de hoy nos hace ver que nuestro amigo, después de muerto vive ya en una dimensión distinta en el cielo. Allí no hay penas, ni accidentes, ni muerte. Allí existe tan solo el reino de la vida.
Mantén la paz del corazón y acostúmbrate a mirar todo lo que sucede a tu lado con la visión del Evangelio. Decía San Bernardo que "la muerte nos espera en todas partes; pero si somos prudentes, en todas partes la esperaremos nosotros". ¿Meditas alguna que otra vez en tu destino final? ¿No sabes que la muerte es el paso hacia otra dimensión nueva? ¿No sabes que si Cristo ha resucitado, también lo ha hecho tu amigo?
El final de la Cuaresma puede ser una ocasión excelente para que revisemos nuestra fe; para que revisemos no tanto sus contenidos como nuestra actitud; revisar si nuestra fe es una más o menos pacífica aceptación de verdades, no siempre fáciles de asumir, o si nuestra fe empieza por una sincera y total confianza en Jesús.
Cristo es el amigo seguro, fiel y eterno que nos llena de una vida nueva perenne e indestructible. ¡Pascua es primavera! ¿Se va a notar en nosotros una vida más floreciente? ¿Se va a notar que el resucitado nos comunica su energía, su novedad, su libertad, su alegría, su vida? Cristo nos dice también a nosotros: ¡Lázaro, sal fuera!
En la Santísima Trinidad:
Padre Roberto Mena, S.T.