LOCOS DE AMOR
Fr.Eusebio Gómez Navarro O.C.D
“Estás loco, Francisco”, le habría dicho un día Jesús en una conversación célebre.
“No tanto como tú, Señor”, le habría respondido Francisco.
Pablo define la vida cristiana como “locura de la cruz” (1Co 1, 18 ss.). El mismo se presenta como “loco” por Cristo y definió a los creyentes como “necios por amor de Cristo”. El mismo Jesús fue tildado de “loco” en algunas ocasiones ( Jn 10, 20 ). Pablo ve a Dios mismo como un loco que se entrega a la historia: “la locura de Dios es más sabia que los hombres”. ( 1 Co 1, 25 ). Nicolás Cabasilas, llamará a Dios “loco de amor”.
Los profetas son “gente de Dios”, pertenecen a la divinidad, son “locos a lo divino”. Algunos de ellos perdieron la vida en búsqueda de un mundo más justo y menos violento. Su voz siempre molesta; la no violencia produce reacciones de odio, rechazo, muerte.
Poco tenía Gandhi, solo la verdad y su vida. “Soy un pobre mendigo. Mis bienes terrenos consisten únicamente en seis ruecas, unos platos de hojalata, una jarra de leche de cabra, seis taparrabos y unas toallas fabricadas en el ashram, y finalmente mi reputación que no vale gran cosa”. “Creo que, en cierto sentido, todos somos ladrones. Si me apodero de una cosa que no necesito inmediatamente, se la estoy robando a alguien”. (Gandhi).
M. L. King soñaba y quería convertir los sueños en realidad. “Cuando permitamos que la libertad sueñe, cuando dejemos que sueñe desde cada pueblo y cada caserío, desde cada estado y cada ciudad, podremos entonces aproximarnos a ese día en que todos los hijos de Dios, hombres negros y hombres blancos, judíos y cristianos, protestantes y católicos, podrán darse la mano y cantar un espiritual negro, ¡Libres al fin! ¡Libres al fin! Gracias, Dios todopoderoso, somos libres por fin” ( Martín Luther King)
Mons. Romero también se jugó la vida, denunciando las desapariciones, matanzas y torturas. Le amenazaron muchas veces de muerte, aunque su fe estaba puesta en la resurrección. “Yo quisiera, decía, hacer un llamamiento de manera especial a los hombres del ejército y en concreto a las bases de la Guardia Nacional, de la policía, de los cuarteles: hermanos, son de nuestro mismo pueblo, matan a sus mismos hermanos campesinos y ante una orden de matar que dé un hombre debe prevalecer la ley de Dios que dice “No matar”. Ningún soldado está obligado a obedecer una orden contra la ley de Dios. Una ley inmoral, nadie tiene que cumplirla (…) La iglesia, defensora de los derechos de Dios, de la dignidad humana, de la persona, no puede quedarse callada ante tanta abominación.
Queremos que el gobierno tome en serio que de nada sirven las reformas si van teñidas con tanta sangre. En nombre de Dios, pues, y en nombre de este sufrido pueblo cuyos lamentos suben hasta el cielo cada día más tumultuosos, les suplico, les ruego, les ordeno en nombre de Dios: cese la represión” ( Monseñor Oscar Romero).
Dalai Lama siempre ha desarrollado la filosofía de la paz a partir de un gran respeto por los seres vivos. Así se expresa: “Buscando su propia felicidad, los seres humanos han utilizado diferentes métodos, a menudo crueles y repulsivos. Se han comportado de forma completamente impropia a su condición de seres racionales, ocasionando sufrimiento a su prójimo y a otros seres vivos, únicamente en su propio beneficio. Al final, estas acciones tan torpes traen sufrimiento a uno mismo y a los demás. Nacer como ser humano es un acontecimiento poco común, sería sensato utilizar esta oportunidad de la forma más efectiva y hábil que fuese posible. Debemos tener una perspectiva correcta del proceso universal de la vida, para que no se alcance la felicidad o la gloria de una persona, grupo de personas, a expensas de los demás”.
El profeta es un loco de amor que no repara en dificultades y sacrificios para entregar su misma vida, para amar a los otros. Amar a otra persona es desearle lo mejor, llevarle lo mejor que hay a nuestro alrededor. Lo que el ser humano necesita en la vida es amor. Amar y ser amado. No es posible la felicidad sin el amor. Amar a otra persona es buscar el bien para el otro, ayudarle a crecer, a que sea él mismo, querer que sea libre. Un amor auténtico llena el corazón de la persona de alegría, bondad y paz y va saciando esa profunda sed que él tiene en su interior. Lo que se busca detrás de un gran amor es el bien que puede ser un bien útil, agradable o moral.
Amar es querer estar junto al otro. Lo esencial del amor es alegrarse con el otro, abandonarse en él, entregarse generosamente, sin buscarse a sí mismo. Cuando domina el egoísmo, se aterriza así en un amor de rebajas; todo a bajo precio, ligero, sin contenido. El amor verdadero hace más humano y divino al ser humano, transforma el pasado, se goza en el presente e ilumina el porvenir.
“Nosotros sabemos que hemos pasado de la muerte a la vida, porque amamos a los hermanos.
Es cierto, el amor da y engendra vida y lo que no es amor, odio, resentimiento, lleva a la muerte.
El amor es fuerte, más que el hierro, el fuego, el huracán. Es más fuerte que el miedo y la misma muerte. El amor lo puede todo, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor mueve montañas, no hay dificultades para quien cree en el amor y ama.
El amor lo puede todo. “Hay diez cosas fuertes:
El hierro es fuerte, pero el fuego lo derrite.
El fuego es fuerte, pero el agua lo apaga.
El agua es fuerte, pero las nubes la evaporan.
Las nubes son fuertes, pero el viento se las lleva.
El viento es fuerte, pero el hombre lo vence.
El hombre es fuerte, pero el miedo lo derriba.
El miedo es fuerte, pero el sueño lo vence.
El sueño es fuerte, pero la muerte es más fuerte.
…Pero el amor bondadoso sobrevive a la muerte” (Talmud).
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