La lección de la mariposa
Como cada día al llegar el atardecer, aquel hombre salía de su casa y se encaminaba hacia el bosque próximo para hacer su larga y agradable caminata bajo los árboles. Pero aquella tarde, no iba a ser una tarde cualquiera…, la sabia naturaleza le iba a dar una lección insuperable…
Ya llevaba un largo rato paseando, cuando decidió sentarse bajo la sombra de un árbol para descansar un rato, cuando de repente descubrió ante si, uno de los "milagros" más lindos de la naturaleza. Frente a él, agarrado a un arbusto, había un capullo en el cual se distinguía claramente una pequeña fisura. Así es que, levantándose lleno de curiosidad se acercó y se quedó contemplándolo. Observó aquel capullo durante horas, esperando que aquella mariposa que se esforzaba para hacer que su cuerpo pasase a través de aquel pequeño agujerito, por fin saliese y emprendiese el vuelo. Pero parecía que ella había dejado de hacer cualquier esfuerzo, como si hubiera hecho ya todo lo que podía para agrandar aquel agujero sin conseguirlo y extenuada se hubiese dado por vencida. Así es que, viendo que se hacía tarde y empezaba a obscurecer, decidió ayudar a la mariposa. Tomó la pequeña navaja de excursionista que llevaba siempre en el bolsillo y rasgó el capullo casi de arriba abajo, por lo que la mariposa pudo salir fácilmente. Pero su cuerpo estaba marchito, era pequeño y tenía las alas arrugadas.
El hombre siguió observándola porque esperaba que en cualquier momento, las alas se abrirían y se estirarían para ser capaces de soportar su cuerpo y elevar el vuelo. Pero no pasó nada…
Sin embargo, la verdad es que la mariposa pasó el resto de su vida arrastrándose con un cuerpo marchito y unas alas encogidas, y nunca fue capaz de volar…
Lo que el hombre, en su deseo y en su voluntad de ayudar no comprendió, fue que el capullo apretado y el esfuerzo necesario para que la mariposa pasara a través de la pequeña hendidura, era la forma en que Dios hacía que el fluido del cuerpo de la mariposa, fuese a sus alas, de tal modo que ella estaría lista para volar, una vez que se hubiese liberado del capullo.
Algunas veces, el esfuerzo, es exactamente lo que necesitamos en nuestra vida. Si Dios nos permitiese pasar por nuestras vidas sin encontrar ningún obstáculo, nos dejaría limitados. No lograríamos ser tan fuertes como podríamos haber sido. Nunca podríamos "volar".
Todos tenemos nuestro propio "capullo", pero para salir de él necesitamos el esfuerzo de la mariposa, Dios contempla con un amor infinito nuestro proceso, porque Dios lo dispone todo para nuestro bien y nos ofrece el cielo poder "volar", para "embellecer" la creación y "elevarnos" hacia Él.
Que Dios les bendiga y que pasen feliz dia