Arrepientete porque el reino de los cielos se ha acercado!" (Mt 4,17).
Cuaresma, es tiempo para decir: “Siento una gran pena por haber hecho algunas cosas malas, y por haber dejado de hacer algunas cosas buenas. No dejo se arrepentirme de todos mis pecados y mis faltas, desde las mas insignificante y por supuesto, las mas grandes. Hace mucho que deseo cumplir el compromiso de no hacer algo que ofenda al hombre, porque todo lo que es faltar a los hombres, también es faltar a Dios. Hace tiempo que he querido cambiar, y para esto, es necesario mi arrepentimiento.”
El arrepentirse requiere transformación y exige un cambio de actitud, además es una experiencia necesaria para llegar a conocer a Jesucristo, en otras palabras quien no se arrepiente, por mucho que intente conocerle, no lo podrá conocer ni podrá ir al Reino de los Cielos. Jesús dijo "¡Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado!" (Mt 4,17).
El no arrepentirse, es vivir esclavizado en la mentira, y ser esclavo es carecer de libertad, y Dios nos quiere libre y para ser libre, debemos se consecuente con la Palabra de Jesucristo, quien nos dijo «Ustedes serán verdaderos discípulos míos si perseveran en mi palabra; entonces conocerán la verdad, y la verdad los hará libres». (Jn 8, 31-32)
Jesús, nos otorga la gracia de liberarnos de la esclavitud del pecado, para eso debemos comenzar por el arrepentimiento. Jesús les contestó: “En verdad, en verdad les digo: el que vive en el pecado es esclavo del pecado. Pero el esclavo no se quedará en la casa para siempre; el hijo, en cambio, permanece para siempre. Por tanto, si el Hijo los hace libres, ustedes serán realmente libres”. Es así, como el arrepentimiento es el camino hacia la libertad.
El amor al arrepentimiento, es el odio al pecado, este tipo de odio, es un sentimiento de rechazo y antipatía que nos podemos permitir. El arrepentimiento es el primer paso al camino con el encuentro con el Señor. El arrepentimiento es reconciliarse con Dios.
Tengo la convicción plena, que todo el mundo necesita arrepentirse, ¿alguien se siente libre de culpas? Para reconocerse creyente, hay que reconocerse como pecadores, y si decimos que no tenemos pecado ¿hasta que punto estamos diciendo la verdad? “Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no Está en nosotros.” (1 Juan 1,
.
Confesar nuestras faltas, es buscar la amistad de Jesús, y es querer limpiarnos de nuestras impureza, “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad.”, (1 Juan 1,9)
No se puede predicar el Evangelio y vivir distinto a el, quien lo haga, finge cualidades, ideas o sentimientos contrarios a los que verdaderamente tiene. Lo peor, es que no estamos siendo consecuente con su Palabra, “le hacemos a él mentiroso, y su palabra no Está en nosotros” (1 Juan 1,10). Es decir, su Palabra no habita en nosotros, no conoce nuestro corazón.
Pero Jesús conoce bien los corazones arrepentidos de sus faltas. En cualquier etapa de nuestra vida que le mostremos a Jesus un corazón arrepentido, le daremos la oportunidad al Espíritu Santo para comenzar su obra, y nuestra vida comienza a cambiar. El arrepentimiento es un cambio en la forma de pensar y ver las cosas, es un cambio en la mente y en el corazón.
Como cristianos, estamos llamados para dar testimonio de vida en nombre de Jesús. Pero nuestro testimonio debe incluir un estilo de vida que sea coherente entre lo que decimos y lo que hacemos, entre lo que predicamos y lo que practicamos, Si no es así, tenemos un nombre para nosotros, el mismo que Jesús le dijo a los fariseos, “Hipócritas”.
Luego que Jesús completo su experiencia de los cuarenta días en el Desierto, Comenzó a predicar y a decir: "¡Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado!". Es así como los Evangelios llevan implícito el arrepentimiento. Si Jesús nos pide esto, ¿Por qué nos debe avergonzar que sea necesario arrepentirnos? En efecto, si amamos los evangelios, entonces amamos arrepentirnos.
Juan Bautista, predicaba, “Producid, pues, frutos dignos de arrepentimiento” (Mt 3,
, entonces el arrepentimiento del Evangelio verdadero, tiene que ser acompañado por sus frutos. Jesús nos dice “Por sus frutos los conoceréis” (Mt 7 16), y así también luego nos agrega “.Así también, todo árbol sano da buenos frutos, pero el árbol podrido da malos frutos. (Mt 7,17). En otras palabras, si confesamos creer en lo Evangelios, no olvidemos cuando Jesús nos dice; "El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado. ¡Arrepentíos y creed en el evangelio!" (Mc 1,15). Es así, como Jesús nos predica un evangelio del arrepentimiento.
Todo aquel que quiera predicar los evangelios, tienen la necesidad de arrepentirse, porque estaremos enseñando un mensaje para el arrepentimiento de todos los hombres, Hoy conocemos bien cuales son nuestras faltas, tenemos mayor facilidad para conocer lo que nos corresponde. San Pablo, se estaba dirigiendo al pueblo de Atenas, Grecia y les estaba explicando el Evangelio de Jesucristo, en ese instante reconoce la ignorancia de quienes le están escuchando y les dice; “Por eso, aunque antes Dios Pasó por alto los tiempos de la ignorancia, en este tiempo manda a todos los hombres, en todos los lugares, que se arrepientan” (Hch 17,30)
Jesús, llamo a sus doce discípulos y los envió de dos en dos, (Mc 6,7). Entonces ellos salieron y predicaron que la gente se arrepintiese. (Mc 6,12). Para llevar a delante esta gran misión, tenemos que ser consecuente con el Evangelio, lejos de toda hipocresía y cercano a toda la verdad, para honrar a Jesus resucitado, quien nos dijo: “Así Está escrito, y Así fue necesario que el Cristo padeciese y resucitase de los muertos al tercer Día; y que en su nombre se predicase el arrepentimiento y la Remisión de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén.” (Lc 24, 47-48)
Esto es lo que tenemos que hacer; “Entonces, cuando oyeron esto, se afligieron de Corazón y dijeron a Pedro y a los otros Apóstoles: --Hermanos, ¿qué haremos? Pedro les dijo: --Arrepentíos y sea bautizado cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para Perdón de vuestros pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo” (Hch 2, 379. Pedro nos esta indicando cual es primer paso para liberarnos del pecado. Así lo ratifica más adelante cuando nos dice; “Por tanto, Arrepentíos y Convertíos para que sean borrados vuestros pecados” (Hch 3,19)
Pedro nos dice; “El Señor no tarda su promesa, como algunos la tienen por tardanza; Más bien, es paciente para con vosotros, porque no quiere que nadie se pierda, sino que todos procedan al arrepentimiento” (2 Pedro 3,9). Esta es la voluntad de Dios, esto es lo que quiere Dios de nosotros, porque El sabe que es lo mejor para nuestra vida. Porque el Señor es Justo, compasivo y misericordioso, no nos cabe ninguna duda.
Dios nos quiere arrepentidos, por que el quiere que sus hijos se salven, “Esto es bueno y aceptable delante de Dios nuestro Salvador, quien quiere que todos los hombres sean salvos y que lleguen al conocimiento de la verdad. (1 Timoteo 2, 3-4). La misericordia de Dios es asombrosa y es para todos los hombres, sin discriminación. El mismo Pedro quedo sorprendido, así lo comenta; “Así que, si Dios les dio el mismo don también a ellos, como a nosotros que hemos Creído en el Señor Jesucristo, ¿quién era yo para poder resistir a Dios? Al Oír estas cosas, se calmaron y glorificaron a Dios diciendo: --¡Así que también a los gentiles Dios ha dado arrepentimiento para vida! (Hch 11, 17-18)
Reconozcamos que a pesar de muchos esfuerzos, nos tentamos en caer en el pecado. Admitamos que auque reconocemos el llamado a vivir bajo las enseñanzas de los evangelios, le desobedecemos, aceptar esto de corazón, será agradable a Dios, y El Será misericordioso con nosotros, expresión total de bondad, El será amable con nosotros, y nos guiara amorosamente al arrepentimiento. La voluntad de Dios, es salvarnos, para ello debemos arrepentirnos.
Jesús nos predicó el arrepentimiento en todas partes. Del mismo modo sano a muchos. Muchos se acercaron Jesús y fueron sanados. Cuando nos sentimos enfermos, muy rápidamente le pedimos a Jesús que nos sane, pero cuando se hace necesario pedir el arrepentimiento, vamos lentos. En otras palabras; ¿Por qué somos tan rápidos para pedirle a Jesús y tan lentos para darle?
Cuando el Señor nos pide el arrepentimiento, lo hace para salvarnos, para que podamos ser libres, para que glorifiquemos su nombre. El pecado tiene sus penas y el arrepentimiento sus alegrías. En efecto, el pecado es aflicción y dolor en el alma, el arrepentimiento es gozo. Pablo nos dice; “Ahora me gozo, no porque Hayáis sentido tristeza, sino porque fuisteis entristecidos hasta el arrepentimiento; pues habéis sido entristecidos Según Dios, para que Ningún daño sufrierais de nuestra parte. Porque la tristeza que es Según Dios genera arrepentimiento para Salvación, de que no hay que lamentarse; (2 Co 7, 9-10). El Beneficio fue producido por el arrepentimiento, la salvación y liberación del mal.
Dios no quiere que sintamos sentimiento de pena y lástima por la desgracia de nosotros mismos. En lugar de eso quiere bendecirnos y recompensarnos cuando le respondemos por medio del arrepentimiento, si lo hacemos seremos liberados y entraremos en el gozo de nuestra salvación.
Dios Padre nos ama, Dios Hijo nos ama, por eso nos llama al arrepentimiento. Aceptemos este llamado del Señor, el sabe que luchamos para arrepentirnos, el nos ayudara con su gracia. El arrepentimiento es una decisión de fe en la salvación que nos trajo Jesús. ¿El Beneficio?, la vida eterna, el acceso al Reino de los Cielos
Padre Roberto Mena, S.T.