rmenast Miembro.
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| Tema: verdadero sacerdote. Sáb Ene 26, 2008 7:06 pm | |
| Verdadero Sacerdote Cristo Jesús, con el deseo profundo de que las maravillas del Padre se proclamaran a los siglos, instituyó el orden sacerdotal para prolongar en el tiempo su obra redentora y santificadora. Precisamente a lo largo del tiempo, muchos sacerdotes ha manifestado lo que significa esta tarea: amar a Jesucristo y dar por Él la propia sangre. Jesucristo no es una abstracción, un pensamiento o un ideal, sino una persona viva por quien muchos sacerdotes, seminaristas, hombres y mujeres, incluso niños han entregado la vida. A su vez, el testimonio de estos hombres ha hecho madurar en otros hombres el deseo de una entrega incondicional a Cristo y a su Iglesia por los caminos por los que la Providencia conduce la vida sacerdotal. La fidelidad al magisterio y a la disciplina de la Iglesia ha sido una consecuencia del amor a Jesucristo y a su Iglesia; ante las necesidades del mundo y de los hombres, el trabajo apostólico se presenta como una urgencia que no deja alternativas a la dedicación de otros menesteres sino a la exclusiva canalización de todas las energías a la extensión del Reino de Jesucristo entre los hombres. El sacerdocio se manifiesta así en su doble dimensión: amor apasionado a Cristo y a su Reino y amor encendido hacia los hermanos, para vivir, hasta sus últimas consecuencias, el precepto de la caridad. En esta perspectiva el egoísmo, la pereza, la comodidad, la maledicencia, el qué dirán, pasa a segundo término y el sacerdote aprende en su propia experiencia que amar a Cristo y amar de verdad a los hombres le lleva a seguir al Señor con la Cruz a cuestas, pero con el gozo y la felicidad de un amor que se renueva cada día y se hace más maduro, más profundo, más totalizante. Los grandes retos que el mundo y la Iglesia tienen planteados deben ser estímulo de trabajo y reforzadores de la convicción de que la vida es una, se vive una sola vez, y en ella hay que responder con integridad y constancia a la misión que Dios nos ha dado, cuando, en su bondad, ha querido necesitar de los hombres para realizar su obra de salvación en el mundo. Es preferible una vida corta, pero vivida con intensidad a una vida larga pero desperdiciada en la mediocridad. El amor a Jesucristo lleva de manera natural al amor a su Santísima Madre. María ha sido siempre una figura viva, cariñosa y cercana en la vida personal y en el ministerio sacerdotal. Ella, como buena madre, sostiene, acompaña y protege a lo largo de la vida sacerdotal. A quien Dios elige para ser sacerdote lo mantiene cerca de su amor y lo “utiliza”, como Él cree más conveniente, para las obras que Él quiere realizar. Oremos para que el Señor, que es fiel y hace cosas más grandes de lo que nos atrevemos a imaginar o esperar, que Él dé fuerza y ánimo a los sacerdotes para que le sirvan con pasión, y para servir, por amor a Él, a todos los hombres y mujeres del mundo. Padre Roberto Mena, S.T. jrmenazel@hotmail.com | |
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