CREO EN DIOS TODO PODEROSO: ¿QUÉ QUERMOS DECIR CON CREER EN DIOS?, ¿REALMENTE CREEMOS EN ÉL?.
Si tuviéramos plena conciencia de que creo en Dios, es porque a esta hora estaríamos abandonados a su Misericordia, felices en pobreza, confiados en la enfermedad, sin preocupación por lo económico, haciendo el bien a todo el que pueda, poniendo en primer lugar a aquel que nos ha hecho daño y que no consideramos nuestro amigo, aún si no pudiéramos hacerle el bien en obras directamente y de todo corazón y sinceridad lo tendríamos en nuestras oraciones diarias.
Creer en Dios es que lo veamos en todo aún en las cosa más desagradables, por que si fuera así las veríamos de otra forma, y es que ya no las veríamos de con nuestros ojos, sino con los ojos de Dios, Jesucristo fue golpeado, insultado, fue injustamente acusado de cosas que no había hecho, clavado en una cruz, y viendo desde lo alto del madero perdonó con amor a los que le hacían daño.
Cuando envió a sus discípulos para llevar su palabra a todos los pueblos, los envió sólo con lo que tenían puesto, y a esos hombres jamás les faltó donde descansar, donde dormir, ni que comer, las enfermedades no los tocaron y lo mejor de todo, al hacer la voluntad de Dios fueron felices, y más cuando cumplieron con la misión que se les había encomendado.
Todo lo recibieron por medio de la confianza y fe que depositaron en la Misericordia Divina, y cuando regresaron Jesús les esperaba, feliz, con los brazos abiertos y los llevó consigo a un lugar apartado para que pudieran descansar, si tan sólo pudiéramos ver que, siendo buenos y haciendo la voluntad de Dios que es nuestro Padre, también a nosotros nos estaría esperando con los brazos abiertos, mirándonos con su amor, amor de Dios y nos diría, “venid a descasar” y nos llevaría al lugar apartado para todos los que hacen la voluntad de Dios, y estar con Él eternamente.
El día que creamos verdaderamente en Dios, su alegría y su Paz reinará en nuestra mente y corazón, y lograremos hacer las obras de caridad y amor que harán que nuestra carga sea menos pesadas.
Queremos ser fieles a ti Señor y creer en Ti, en tu Misericordia y confiar en tu perdón por que te asomamos con todo el corazón y nuestra mente.
CREADOR DEL CIELO Y DE LA TIERRA:
Dios creó el cielo y la tierra, todo cuanto existe Dios lo creó, eso me incluye a mi y a usted y, ¿quiénes somos en comparación con el tamaño del universo?, no llegamos a ser ni del tamaño de una partícula de polvo, y sin embargo Él dio su vida y murió para que nosotros pudiéramos vivir.
¿Qué hemos hecho con el sacrificio que hizo Jesús para salvarnos?, lo hemos despreciado y poco nos ha importado su dolor, la humillación y la soledad a la que fue sometido, aún hoy en estos momentos continua sufriendo por nuestras faltas, hemos dilapidado la herencia que nos dio, como el hijo pródigo; todo lo que a Él le costó reunir, todo el fruto de su trabajo nos lo ha dado, pero lo hemos tirado por años sin importar que fuera el medio de vida idóneo para llegar a estar con Él en la eternidad.
Él es el Creador del cielo y de la tierra y nos dio la oportunidad de ser sus hijos, ¿qué hicimos con la confianza que depositó en nosotros?, cada día sale a pararse a la vera del camino, y nos espera con los brazos abiertos, con su mirada amorosa de Padre.
El día que nos arrepintamos y le busquemos para recibir su perdón Él hará fiesta, por que estos hijos estaban perdidos y los ha encontrado, estábamos muertos y hemos vuelto a la vida.
CREO EN JESUCRISTO SU ÚNICO HIJO NUESTRO SEÑOR:
Dios pidió a Abraham una prueba de su fidelidad, le pidió que sacrificara a su hijo único, más cuando Abraham estaba por descargar la fatídica puñalada Dios le detuvo, pues lo que deseaba era probar que le era fiel, y ya no le quitó a Abraham su hijo; mas Dios sí entregó a su único Nuestro Señor Jesucristo para salvarnos, llevó el sacrificio hasta las últimas consecuencias y su dolor fue grande, pero más grande es su amor y su fidelidad hacia nosotros pues con la muerte de Jesús nos daba por herencia el cielo que ya habíamos perdido y la vida eterna a la cual no teníamos derecho.
Jesús dio su vida para salvarnos, nuestro Señor nos ama tanto y nosotros tan poco, y le lastimamos sin pausa y a toda hora, despreciamos su sacrificio por espejismos puestos por el maligno que se regocija al vernos caer en sus redes, supliquemos a nuestro Padre Dios que nos obtenga la fortaleza necesaria para sobreponernos a las tentaciones que nos sean puestas en el camino de la salvación.
QUE FUE CONSEVIDO POR OBRA Y GRACIA DEL ESPÍRITU SANTO Y SE ENCARNÓ DE MARÍA VIRGEN.
Llegó el Señor del mundo a Esta tierra por medio de una mujer valiente, que no titubeó en decir que se hiciera la voluntad de Dios en ella, la duda nunca llegó a anidar en su mente y su espíritu, puso su vida en las manos de Dios pues sabía que una situación como esa le podría traer incluso la muerte, pero su fe era grande entonces, ¿dónde está nuestra fe?, aún no somos capaces de poner nuestra vida en las manos de Dios, estamos empequeñecidos en fe.
Como el niño que está aprendiendo a caminar y se toma de uno solo de los dedos de la mano de los padres y con temor da sus primeros pasos pero a la vez se siente seguro por que está con su padre, así debemos de sentir la seguridad de estar agarrados de Dios, debemos aprender a crecer en fe, a saber que estamos tomados de la mano de Dios.
CREO QUE PADECIÓ BAJO EL PODER DE PONCIO PILATO, FUE CRUCIFICADO, MUERTO Y SEPULTADO.
Cristo se sometió al poder de un hombre que no lo trataría con justicia, el ser humano no es perfecto y por ello la justicia que imparte tampoco lo es, acusado falsamente fue llevado a la cruz, ingenuamente los sabios de la Ley creyeron que matándolo acabarían con Él, pero se equivocaron pues al morir Cristo comenzó su Reinado de Vida, pues cuando se muere a las cosas del mundo es cuando comenzamos a vivir en la Cristo Jesús.
También nosotros cargamos con nuestra cruz, algunos cuando caen ya no se levantan, mueren allí vencidos por su cruz de pecado dejando de luchar, el peso de la cruz los aplasta sin que hagan nada para levantarse y cargarla de nuevo.
Cuando el peso de la cruz nos venza y caigamos debemos de clamar por ayuda, y seguro nuestro cirineo llegará para ayudarnos, entonces la llevaremos con más entereza y nos contagiará su fortaleza, seguros estaremos que si volvemos a caer él nos ayudará a levantarnos de nuevo las veces que hagan falta, solo debemos tener fe, seamos felices por que el cirineo que Dios nos envía no se llama Simón, sino que su nombre es Jesús.
Por su medio y sacrificio el pecado murió para siempre, sin desviarnos sigamos el camino que nos tiene trazado.
DESENDIÓ A LOS INFIERNOS Y RESUCITÓ DE ENTRE LOS MUERTOS:
Nuestro Señor Jesucristo sigue descendiendo a los infiernos, como el día en que fue crucificado y liberó a muchas almas que estaban atrapadas.
Él sigue yendo hoy a los infiernos, que son los lugares más oscuros de nuestra vida, quiere liberar nuestra alma que está atrapada en el pecado, la última palabra la tenemos nosotros, pues él no puede entrar a liberarnos si no se lo permitimos.
A veces el infierno se nos pinta con una fachada hermosa y no nos damos cuenta que tras esa fachada se esconde la perdición envuelta en disfraces de todo tipo de tentación que hacen que se nos olvide que esta vida es corta, y echamos por la borda la oportunidad que tenemos cada uno de alcanzar la vida eterna por medio de lo que hayamos hecho en el transcurso de nuestras vidas.
Solo si somos capaces de rechazar lo malo podremos estar seguros que también resucitaremos por la misericordia de nuestro Señor Jesucristo.
SUBIÓ AL CIELO Y ESTÁ SENTADO A LA DERECHA DEL PADRE Y DESDE ALLÍ VENDRÁ A JUZGAR A VIVOS Y MUERTOS Y SU REINO NO TENDRÁ FIN.
Jesucristo subió al cielo envuelto en gloria y majestad, era la ofrenda propicia y perfecta para Dios nuestro padre así nosotros alcanzamos el perdón y el regalo “si queremos” de estar con Él en el cielo.
Nuestras oraciones y todo lo que es agradable sube al cielo como ofrenda a Dios, esas ofrendas nos acercan cada vez más a Dios.
¿Qué le entregaremos a Dios cuando venga a juzgarnos según nuestras obras?
Seguro nos dará lo que sea justo, y en la medida que hayamos trabajado así nos será dada la recompensa, por que Dios no se queda con nada, pues nada necesita, el hombre bueno y fiel pasará al banquete, el infiel será reconocido por que no lleva el traje de fiesta, y será echado a la calle oscura y tras él se serrarán las puertas que dividen la luz de las tinieblas.
Sumemos para ser parte del Reino de Nuestro Señor Jesucristo, por que allí la alegría, que no se asemeja a la que ofrece el mundo tiene la diferencia que jamás terminará.
CREO EN EL ESPÍRITU SANTO:
El gran ignorado y el gran olvidado, se nos olvida que Jesús nos dejó al intercesor más eficaz, al Paráclito (el que está junto a nosotros) si, nada más y nada menos que Dios Espíritu Santo, el que gime por cada uno de nosotros ante Dios Padre.
Y ya lo había dicho Jesús, “ustedes estarían felices si supieran quien viene después que yo me haya ido”, los mismos apóstoles no le conocían, no sabían que él siempre estuvo con ellos en todo lugar donde estuvieran, ¿Qué hubiera sido de Jesús en los momentos de mayor angustia y soledad que padeció cuando iba a ser crucificado, si no hubiera estado junto a él el Gran Consolador?, ¿Hubieran salido sin temor los apóstoles a predicar la palabra sin la acción del Espíritu Santo?, claro está que no.
Teniendo estos ejemplos palpables aún no nos damos cuenta que tenemos al mismísimo Dios a nuestro lado listo para ayudarnos en cualquier momento; a veces decimos “Dios no me quiere, o peor aún Dios no existe, porque si existiera no me sucederían estas cosas”.
Sepamos que si no le sentimos más es por que no le dejamos ayudarnos, en nuestro corazón no creemos que el verdaderamente existe y que mecho menos está a nuestro lado, somos nosotros mismos los que le cerramos a Dios el paso a nuestro corazón y no le dejamos actuar en nuestra vida, Él no puede hacer más por nosotros hasta que le demos permiso, por que Él es Dios de amor y no de imposición.
Pidámosle el don de Fe al Espíritu Santo, uno de sus siete dones, pues cuando creamos firmemente que Él está con nosotros, cambiaremos nuestro modo de pensar y de actuar, cuando saquemos del anonimato al Espíritu Santo sentiremos su Paz, su Consuelo y su Amor que nos hará fuertes ante toda perturbación que aseche nuestra vida.
EN LA SANTA IGLESIA CATÓLICA:
“Sed santos como vuestro Padre de los cielos es Santo”, estamos llamados a la santidad, somos parte de la Iglesia Universal que es Santa, Jesús no nos dijo que era santos, pero si nos dijo que Fuéramos santos.
La búsqueda de la santidad es diaria y constante, estamos bajo el asedio del demonio que lucha a toda hora para despojarnos de la oportunidad de ser santos, Satanás simplemente nos quiere alejar de Dios no por que nos quiera junto a él, si ni el mismo se tolera, nos quiere alejar porque quiere que corramos con la misma suerte que el tuvo, y es estar fuera del amor de Dios, sí Dios es Dios de amor aún de Satanás y castigo es para el demonio no gozar del amor de Dios pues él mismo lo despreció.
Debemos mantenernos santos ante toda perturbación, por que fácil es alejarnos del camino del bien llevados por espejismos que nos llevarán a la perdida de estar algún día en la gloria con Dios .
Cuando nos agobien los problemas llamemos al Espíritu Santo, cuando estemos felices demos gracias al Espíritu Santo, simplemente no lo olvidemos, por que lo creamos o no Él sufre por nuestras faltas, no hagamos llorar al Espíritu Santo si no queremos llorar cuando veamos todo lo que hemos perdido por alejarnos de Dios.
EN LA COMUNIÓN DE LOS SANTOS:
Si algo tienen en común los santos es que todos fueron fieles a Dios y lucharon por llegar Él hasta el último minuto de sus vidas.
El ser santos no quiere decir que hagamos cosas extraordinarias, ser santos es imitar a Jesús, cuando Él estuvo en la tierra pasó haciendo el bien a todos por igual, esa es nuestra misión, dar sin esperar a recibir, dar por amor, Jesús dejó ejemplo cabal de cómo comportarnos, en momentos cuando vamos a hacer algo malo debemos pensar, ¿Qué haría Jesús si estuviera en nuestro lugar?.
Reflexionemos, Jesús estando golpeado, clavado en una cruz y recibiendo insultos de las personas ¿Qué hizo?, perdonó; así debemos actuar pero ese perdón debe nacer del corazón sin esperar recompensa.
Perdido en lo más profundo de nuestro ser están esas características, debemos dejarlas salir, no temamos ser buenos, como lo fueron los santos, ellos lucharon toda su vida para alcanzar a Dios, nosotros también tenemos la oportunidad no la tiremos a la basura.
EN EL PERDÓN DE LOS PECADOS:
“Vete y no peques más”.
Cuando Jesucristo perdonó a la adultera borró a esta mujer uno de los pecados capitales que la condenaba no sólo ante un pueblo pecador, sino peor aún ante Dios; pero Jesús conocía el arrepentimiento de aquella mujer que estando ante las puertas de la muerte supo reconocerse pecadora y arrepentida dentro de su corazón se hizo acreedora al perdón de Dios.
Si nos damos cuenta está mujer jamás pidió perdón a viva voz, pero Dios que vio dentro de su corazón su arrepentimiento y la perdonó, pero vino otro mandato “no peques más”.
Por que el hecho de ser perdonados no quiere de decir que podemos empezar de nuevo a pecar, quiere decir que en adelante debemos luchar por no pecar, debemos poner todo nuestro empeño y nuestras fuerzas para no continuar pencando, con la ayuda de Dios eso será posible.
Rechacemos el pecado con decisión, amparados en el cobijo del amor de Dios que nos perdona, y no olvidemos que también nos pide que “no pequemos más”.
EN LA RESURRECCIÓN DE LOS MUERTOS:
Cuando Cristo resucitó también no heredó la gracia de la resurrección, pero antes debemos de morir a la persona que fuimos para ser nueva criatura, no podemos aspirar a la resurrección cuando estamos muertos en el pecado, cuando estamos invitados a una fiesta vamos vestidos con el mejor traje, queremos vernos impecables.
Eso mismo tenemos que hacer si queremos ir al cielo, debemos bañarnos con el sacramento de la reconciliación que nos limpia de todos los pecados, ser buenos y buscar a Dios en todo y en todos.
Él nos espera en el banquete donde reina la luz, por que antes estábamos muertos en el pecado, pero ahora resucitaremos juntamente con Cristo que nos fortalece.
EN LA VIDA ETERNA:
Jesús es sinónimo de vida eterna, estar en Cristo es hacer su voluntad y es tener la seguridad de que llegado el momento compartiremos la eternidad adorando a Dios Padre todo Poderoso.
No debemos de creer en los espejismos de esta vida que es pasajera, donde todo tiene un final, no debemos olvidar que estamos aquí con un propósito y es hacer la voluntad de Dios y no la nuestra, algún día tendremos que dar cuenta de lo que hicimos de nuestras vidas terrenales, en nuestra mente está la buena semilla pues estamos hechos a imagen y semejanza de Dios, debemos hacer que la semilla se transforme en planta y de buenos frutos, que sean agradables a Dios. No seamos como la higuera que no tenía frutos cuando Jesús buscó en ella y no encontró ninguno y la secó en un instante.
La hora llegará en que Dios busque los frutos en nosotros y si no tenemos nada bueno que ofrecerle seguro habremos perdido la vida eterna.
Por eso cuando digamos Creo en Dios Padre Todo Poderoso, por que tenemos la convicción de que Él está con nosotros y gobierna nuestra vida peregrina y que nos guía hacia la Vida Eterna con Cristo Nuestro Señor, Amén.