CREO EN EL ESPÍRITU SANTO:
El gran ignorado y el gran olvidado, se nos olvida que Jesús nos dejó al intercesor más eficaz, al Paráclito (el que está junto a nosotros) si, nada más y nada menos que Dios Espíritu Santo, el que gime por cada uno de nosotros ante Dios Padre.
Y ya lo había dicho Jesús, “ustedes estarían felices si supieran quien viene después que yo me haya ido”, los mismos apóstoles no le conocían, no sabían que él siempre estuvo con ellos en todo lugar donde estuvieran, ¿Qué hubiera sido de Jesús en los momentos de mayor angustia y soledad que padeció cuando iba a ser crucificado, si no hubiera estado junto a él el Gran Consolador?, ¿Hubieran salido sin temor los apóstoles a predicar la palabra sin la acción del Espíritu Santo?, claro está que no.
Teniendo estos ejemplos palpables aún no nos damos cuenta que tenemos al mismísimo Dios a nuestro lado listo para ayudarnos en cualquier momento; a veces decimos “Dios no me quiere, o peor aún Dios no existe, porque si existiera no me sucederían estas cosas”.
Sepamos que si no le sentimos más es por que no le dejamos ayudarnos, en nuestro corazón no creemos que el verdaderamente existe y que mecho menos está a nuestro lado, somos nosotros mismos los que le cerramos a Dios el paso a nuestro corazón y no le dejamos actuar en nuestra vida, Él no puede hacer más por nosotros hasta que le demos permiso, por que Él es Dios de amor y no de imposición.
Pidámosle el don de Fe al Espíritu Santo, uno de sus siete dones, pues cuando creamos firmemente que Él está con nosotros, cambiaremos nuestro modo de pensar y de actuar, cuando saquemos del anonimato al Espíritu Santo sentiremos su Paz, su Consuelo y su Amor que nos hará fuertes ante toda perturbación que aseche nuestra vida.