DESENDIÓ A LOS INFIERNOS Y RESUCITÓ DE ENTRE LOS MUERTOS:
Nuestro Señor Jesucristo sigue descendiendo a los infiernos, como el día en que fue crucificado y liberó a muchas almas que estaban atrapadas.
Él sigue yendo hoy a los infiernos, que son los lugares más oscuros de nuestra vida, quiere liberar nuestra alma que está atrapada en el pecado, la última palabra la tenemos nosotros, pues él no puede entrar a liberarnos si no se lo permitimos.
A veces el infierno se nos pinta con una fachada hermosa y no nos damos cuenta que tras esa fachada se esconde la perdición envuelta en disfraces de todo tipo de tentación que hacen que se nos olvide que esta vida es corta, y echamos por la borda la oportunidad que tenemos cada uno de alcanzar la vida eterna por medio de lo que hayamos hecho en el transcurso de nuestras vidas.
Solo si somos capaces de rechazar lo malo podremos estar seguros que también resucitaremos por la misericordia de nuestro Señor Jesucristo.