MariCruz Admin
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| Tema: Cuidar al orante Mar Jul 03, 2007 1:37 am | |
| CUIDAR AL ORANTE
En cierta ocasión, cuenta Carlos G. Vallés, decía un predicador: “¿Sabéis de que voy a hablar?” Y como los fieles ya habían sido cogidos en anteriores ocasiones se pusieron de acuerdo para cazarle. La mitad contestó que sí; mientras que la otra mitad dijo que no. El predicador respondió: “¡Magnífico! Entonces los que sí lo saben que se lo expliquen a los que no lo saben.
El poder orar es una gracia del Espíritu. Pero es también un arte o una tarea que requiere tiempo, esfuerzo, paciencia, perseverancia y aprendizaje. Para enseñar a orar se necesita, ciencia, experiencia y saber comunicar lo que se pretende. Cualquier método es bueno, siempre que se respete la libertad y el modo de ser de cada uno y se dé cauce libre a la espontaneidad. Las diversas escuelas de espiritualidad tienen sus propios métodos. Es importante un método, sobre todo en los comienzos. Hay que conocer a Dios y cuál es su voluntad, pero hay que conocer, sobre todo, al orante.
F. Ruiz habla de cuidar al orante y determinarse a orar. Cuidar al orante es la primera norma que vale para el sujeto mismo y para el maestro. Descubrir y fomentar la gracia y sensibilidad existentes en la persona, cómo y por dónde Dios se le comunica. Intervienen factores de orden natural: entendimiento, imaginación, afecto, gestos y palabras, comunidad. De la gracia orante arranca todo. Toda oración es personal.
Ponerse en claro desde el principio sobre lo que uno pretende. Se puede optar, consciente o inconscientemente, por diferentes posibilidades: 1) hacer oración” diariamente según las normas; 2) llevar una “vida de oración”, fiel y ordenada, con las exigencias y disposiciones que esto comporta; 3) “ser orante” con todo el ser abierto y entregado a Dios, con la vida entera iluminada por su presencia y acción santificadora y evangelizadora.
Hechos y determinación: es el mejor medio para empezar y continuar. Para aprender oración, lo mejor es orar, y orar mucho. Hay que orar a tiempo y a deshora, con la ayuda de algún método y, sobre todo, con la de un gran maestro. En los últimos años se repite la pregunta y la queja: ¿dónde están los maestros de oración? Hay quien los busca en el Oriente.
Presupuestos pedagógicos de la oración. A los criterios de actuación los llama S. Gamarra presupuestos pedagógicos. Presento en síntesis algunos de ellos:
- Un conocimiento progresivo y renovado de lo que es la oración cristiana. Es el presupuesto para el sujeto orante, que va descubriendo la oración gradualmente y no debe situarse en “su” oración. Preguntarse a lo largo del proceso de la vida cristiana qué es orar resulta muy provechoso.
- La adaptabilidad de la oración. No se duda de la adaptabilidad cuando es la persona la que ora, y ora como es. La adaptación de la oración es del todo necesaria, pero evitando los reduccionismos o la parcialidad de su planteamiento.
– Es una buena norma de acompañamiento: no forzar los pasos en la oración, pero tampoco retardarlos. La atención al Espíritu es absolutamente necesaria.
– La diversidad de los orantes, Resulta impensable plantear la oración sin considerar a cada uno de los orantes en el contexto real de sus vidas.
– El sujeto de oración. Para tratar de la oración es imprescindible partir del sujeto que ora, como lo confirma este principio hecho de experiencia. Si hay orante tendremos oraciones buenas.
– Hay sujeto de oración en la medida en que dé cabida al Espíritu y se convierta la persona.
– La capacidad de descentralización superando el narcisismo.
Orar y enseñar a orar es una gracia del Espíritu, pero también es tarea de cada día.
Fr. Eusebio Gómez Navarro, OCD
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