MariCruz Admin
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| Tema: Como vencer las preocupaciones Mar Jul 03, 2007 1:25 am | |
| COMO VENCER LAS PREOCUPACIONES
Fr.Eusebio Gómez Navarro.O.C.D
Dicen las estadísticas que de cada cien habitaciones en los hospitales, 50 están ocupadas por pacientes con enfermedades nerviosas y mentales, por pacientes que se derrumbaron bajo la abrumadora carga del ayer y de los temidos mañanas. La mayoría estarían sanos si hubieran vivido un solo día cada día.
El escritor Carlyle dejó unas palabras mágicas para vencer todo tipo de preocupaciones: “No desanimarse por el pasado, ni angustiarse por el futuro, sino vivir con entusiasmo el presente”. La norma parece sencilla, pero no es fácil cumplirla, pues nosotros solemos vivir en otros tiempos que no son los nuestros. Hay que reconocer que el pasado ya pasó, el futuro no ha llegado y lo único que tenemos es el presente. No hay que temer el futuro. Dice el Dr.William Osler que “el mejor modo de prepararse para el futuro es vivir con todo el entusiasmo el presente. Cuando Cristo nos recomendó rezar el Padre nuestro, nos aconsejó que digamos: Danos hoy nuestro pan de cada día. No nos mandó pedir el pan de todo el año, desde ahora, porque no quiere que comamos pan rancio y endurecido.
Somos esclavos del pasado y del futuro. Y aquí las preocupaciones son las que acaban con nuestra vida. El director de uno de los mayores periódicos de Londres cuenta que durante la segunda guerra mundial, él vivía angustiado y preocupado. No podía reconciliar el sueño. Un día oyó un himno litúrgico: “Sólo un día cada día, ese sea tu pensar. Lo demás: déjalo todo en las manos de tu buen Dios”.
No os preocupéis por el día de mañana... bástale a cada día su afán (Mt 6,25).
La preocupación es uno de los grandes problemas de nuestra humanidad. La preocupación quita la paz, arranca la tranquilidad, enferma y acarrea la muerte.
Hay que preparar el porvenir por todos los medios posibles, pero sin ansiedad y sin afanarse. Hay que vivir al día y en el momento de que se tiene. Es cierto que cuando la tormenta arrecia, cuando las dificultades aumentan es difícil no perder la calma. Pero es bueno aplicar lo que un jefe de la marina norteamericana en la última guerra decía: “Yo me esmero en dotar a cada barco del mejor personal posible y de todos los armamentos que les pueda conseguir. Eso es lo que puedo hacer.
Pero dedicarme a afanarme porque a ese barco lo van a hundir, eso sí que no lo hago, porque con afanarme no voy a conseguir que no lo hundan, ni lograr sacarlo a flote después de que esté hundido”.
Santa Teresita, a pesar de la falta de salud y pruebas que tenía, siempre estaba alegre y nunca nadie la veía afanada o entristecida. El secreto, según ella, era: “Es que yo no vivo sino un día cada día”. El de ayer lo confío a la misericordia de Dios para que me perdone, y el de mañana, el futuro, lo entrego en las manos omnipotentes de Nuestro Señor, que todo lo puede y que nunca jamás abandona a los que en Él confían. Y un día cada día sí soy capaz de vivirlo con alegría y paz. Cada día sólo me afano por esas pocas horas, las que faltan para la hora en que me llegue el sueño en la noche. Y por el día siguiente no me afano, porque estoy segura de que mañana, cuando yo me levante, allí junto a los pies de mi cama estará el buen Dios, aguardándome para acompañarme con su poder y su bondad todas las horas del nuevo día. Y ¿quién no será capaz de mantenerse alegre por sólo estas horas que faltan para que llegue el descanso de la noche?”
Felices los que viven una hora cada hora, y un día cada día, felices los que viven y gozan cada momento. Los antiguos romanos tenían este dicho: “Haz bien lo que tienes que hacer, y no te dediques a pensar mientras tanto en otras cosas. Sácale a cada día todo el buen provecho que puedas”. Por eso un sabio decía a sus discípulos: “Hay dos días que no quiero jamás recordar: el ayer, con todas las cosas desagradables que me trajo, y el mañana, con todos los problemas que me pueda traer.
Sólo me preocupo porque mi hoy sea alegre, entusiasta, feliz y santo”. “Feliz será aquel que fuertemente sepa vivir el hoy en paz y en alegría. Y que al pasado le diga francamente: déjame en paz. ¡Quiero vivir bien este día!” (Horacio)
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