EL SACRAMENTO DEL MATRIMONIO
Objetivo: Reflexionar sobre la grandeza del matrimonio cristiano como signo de la unión y fidelidad de Cristo con su Iglesia.
Hecho de Vida:
Testimonio de un escritor eclesiástico del siglo III (Tertuliano)
“¿De dónde voy a sacar la fuerza para describir de manera satisfactoria la dicha del matrimonio que celebra la Iglesia, que confirma la ofrenda, que sella la bendición? Los ángeles lo proclaman, el Padre celestial lo ratifica…¡Qué matrimonio el de dos cristianos, unidos por una sola esperanza, un solo deseo, una sola disciplina, el mismo servicio! Los dos hijos de un mismo Dios - Padre, servidores de un mismo Señor; nada los separa, ni en el espíritu ni en la carne; al contrario, son verdaderamente dos en una sola carne. Donde la carne es una, también es uno el espíritu.”
El Matrimonio en la historia:
La historia del matrimonio es la historia de un lento progreso. Primeramente, hay un movimiento progresivo hacia la monogamia: unión de una sola mujer.
La mutua entrega compromete de forma más honda la realidad íntima de los esposos, que se van convirtiendo en compañeros en pie de igualdad. Paralelamente a esto, la familia se desprende de la firme vinculación a una estirpe o clan. Se ve que el número de hijos no se deja ya a las fuerzas ciegas de la fecundidad humana; sino que los padres asuman su responsabilidad de manera más consciente. Todo esto ofrece al hombre la responsabilidad y el deber de hacerse más hombre.
El Espíritu de Dios ha estado presente en todo este proceso.
El Matrimonio en el Antiguo Testamento:.
El primer libro de la Biblia, el Génesis, contiene ya la enseñanza fundamental sobre el matrimonio. Leamos algunos textos:
Los relatos de la creación (Gn 1,27-28; Gn 2,20-24) respiran el mismo espíritu. Gn 1, acentúa concretamente la fecundidad:
“Dios creó al hombre a imagen suya, a imagen de Dios lo creó y lo creó varón y mujer. Y los bendijo Dios diciéndoles: - procreen hijos y multiplíquense, y llenen la tierra; sométanla y dominen sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo y sobre los ganados y sobre todo cuanto vive y se mueve sobre la tierra.”
Estos dos pasajes, que corresponden a la situación del hombre antes del pecado, nos enseñan varias cosas:
- Que el hombre es creado a imagen de Dios,
- Que la diferencia de sexos es obra de Dios;
- Que la finalidad de esa diferencia es la multiplicación del género humano y la mutua ayuda;
- Que la mujer es de igual dignidad que el hombre;
- Que la unión entre el hombre y la mujer es tan profunda que supera incluso a la que existe entre padres e hijos.
En los profetas y en la redacción definitiva del Cantar de los cantares el matrimonio se torna símbolo del amor entre Yahveh y su pueblo. Es signo de la alta estima en que se tenía en Israel el matrimonio perfecto.
El Matrimonio en el Nuevo Testamento:
San Pablo dirá: “ la Efesios hay un texto que es un compendio de la Doctrina Cristiana sobre el Matrimonio: “Maridos, amad a vuestras mujeres como Cristo amó a la Iglesia y se entregó a sí mismo, para santificarla” (Ef 5, 25-26), y añade algo más : “Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y los dos se harán una sola carne. Gran misterio de éste, lo digo respecto a Cristo y a la Iglesia” ( Ef 5, 31-32).
El matrimonio cristiano viene a ser por su parte signo eficaz, sacramento de la alianza de Cristo y de la Iglesia. Puesto que es signo y comunicación de la gracia, el matrimonio entre bautizados es un verdadero sacramento de la Nueva Alianza (A S 1800; CIC 1052,2).
¿Qué es el matrimonio?
“El matrimonio es el sacramento que santifica la unión indisoluble entre un hombre y una mujer cristianos, y les concede la gracia para cumplir fielmente sus deberes de esposos y de padres”. El matrimonio se funda en el consentimiento de los contrayentes, es decir, en la voluntad de darse mutua y definitivamente con el fin de vivir una alianza de amor fiel y fecundo.
Como se puede ver, los protagonistas de la alianza matrimonial son un hombre y una mujer bautizados, libres para contraer el matrimonio y que expresen libremente su consentimiento. “Ser libre” quiere decir:
No obrar por coacción;
No estar impedido por una ley natural o eclesiástica.
Si el consentimiento falta, no hay matrimonio. El sacerdote o diácono que asiste a la celebración del matrimonio, recibe el consentimiento de los esposos en nombre de la Iglesia y da la bendición de la Iglesia. La presencia del ministro de la iglesia (y también de los testigos) expresa visiblemente que el matrimonio es una realidad eclesial. Dado que el matrimonio establece a los cónyuges en un estado público de vida en la Iglesia, la celebración del mismo se hace ordinariamente de modo público, en el marco de una celebración litúrgica, ante el sacerdote (o el testigo cualificado de la Iglesia), los testigos y la asamblea de los fieles.
Efectos del Sacramento del matrimonio:
El vínculo matrimonial: El vínculo matrimonial es establecido por Dios mismo, de modo que el matrimonio celebrado y consumado entre bautizados no puede ser disuelto jamás. Este vínculo es una realidad irrevocable y da origen a una alianza garantizada por la fidelidad de Dios. La Iglesia no tiene poder para pronunciarse contra esta disposición de la sabiduría divina.[C.I.C. can. 1141] N.C.C. # 1640.
La gracia del sacramento: En su modo y estado de vida[los cónyuges cristianos] tiene su carisma propio en el Pueblo de Dios. Esta gracia propia de este sacramento, está destinada a perfeccionar el amor de los cónyuges, a fortalecer su unidad indisoluble. Por medio de esta gracia “ se ayudan mutuamente a santificarse con la vida matrimonial conyugal y en la acogida y educación de los hijos” (LG 11; LG 41).N.C.C.#1641.
Cristo es la fuente de esta gracia, pues de la misma manera que Dios en otro tiempo salió al encuentro de su pueblo por una alianza de amor y fidelidad, ahora el Salvador de los hombres y Esposo de la Iglesia, mediante el sacramento del Matrimonio, sale al encuentro de los esposos cristianos, permanece con ellos, les da la fuerza de seguirle tomando su cruz, de levantarse después de las caídas, de perdonarse mutuamente, de llevar unos las cargas de los otros (Ga 6,2), de estar “ sometidos unos a otros en el temor de Cristo” (Ef 5,21) y de amarse con un amor sobrenatural, delicado y fecundo. En las alegrías de su amor y de su vida familiar les da, ya aquí, un gusto anticipado del banquete de las bodas del Cordero...N.C.C.# 1642.
CONCLUSIONES:
El matrimonio es el sacramento que refleja el misterio del amor de Cristo por su Iglesia Los cristianos contraen matrimonio ante todo para alabar a dios y honrarlo en ese sacramento, que es el más grande en cuanto a su significación, así como el bautismo es el más necesario y la Eucaristía es el más importante por su contenido. La ley del matrimonio no es otra que la que brilla en la unión de Cristo con la Iglesia. Esa unión es definitiva, fiel, fecunda, santa y santificadora. Por eso, el matrimonio es indisoluble, exclusivo, destinado a la procreación y educación cristiana de los hijos.