Bienaventuranzas de los sordos:
Bienaventurados aquellos que saben que leer en los labios es difícil y lento.
Bienaventurados aquellos que me escriben notas para ayudarme a entender.
Bienaventurados los que desean aprender nuestra lengua, por sentirse, igual que el Maestro, enviados a evangelizar a los más pobres.
Bienaventurados aquellos que se dan cuenta cuando estoy perdida en un grupo de oyentes.
Bienaventurados aquellos que viven su fe de cara a los demás, pues así tomarán conciencia de mi presencia y no caminaré sola.
Bienaventurados aquellos que donan una sonrisa y hacen que mi vida sea más cálida y valiosa.
Bienaventurados los que me escuchan, pues yo, aunque no oiga, también tengo algo que decir.
Bienaventurados los que me respetan y aman como soy, y no como ellos quieran que fuese, pues así me ama Dios.
Bienaventurados los que me ayudan en mi peregrinar hacia la casa del Padre Celestial.
Bienaventurados los que me modulan la homilía, para poder así, sentirme parte de la Misa.
LOS AMO A TODOS
Gladys.