.
Quería compartir con vosotros (los foristas de la web que creó el fallecido Padre Jorge, de la Parroquia de Cristo Hermano de Guatemala) esta historia tan bonita.
En una ocasión me confesé con un determinado Sacerdote. Me llamó la atención la simpatía que derrochaba. Y pasado un tiempo un hermano mío me dijo que ese Sacerdote era su Director Espiritual. Ambos viven en Madrid. Yo no tenía ni idea de que mi hermano y él se conocían pues yo a ese Sacerdote lo ubicaba en otra ciudad bastante lejos de Madrid. Hasta aquí, como veréis, no hay nada de especial. Lo especial viene ahora:
Este hermano mío me contó que el padre (que fue Ministro hace muchos años) de ese Sacerdote se casó con una chica que estaba en silla de ruedas. ¡¡ Y estando ella en esa situación llegaron a tener once hijos !!, dos de ellos Sacerdotes. Me quedé alucinadita viva... Encuentro absolutamente increíble no sólo el hecho de que esa mujer, en silla de ruedas, llegara a tener once hijos, sino sobre todo el hecho de haberlos podido criar y sacar adelante…
+++++++++++++++++++++++++++++++++++++++
.
Una revista religiosa, cuya edición tiene fecha 30 de Noviembre de 2008, recogió una entrevista que se le hizo en "Radio Barcelona" al Sacerdote catalán Xavier Casas Ros (la transcribo en letras azules):
"Joan Trescals nació en Sant Andreu de Palomar (Barcelona). Era obrero de la fábrica "La Española", del grupo "Fabra & Coats". Cada día iba a Misa. Era muy conocido, respetado y estimado tanto por sus compañeros de trabajo, como por los habitantes de su barrio. Su amor práctico hacia el prójimo le llevó a recoger a los huérfanos de la calle (los que no tenían padre, ni madre, ni hogar) y se los llevaba a su casa hasta que se independizaban. Su obra la llamó "Paternidad Cristiana". Llegó a acoger a veinte chicos simultáneamente en dos casitas sencillas de la calle Sócrates. Acogió y formó a centenares de jóvenes huérfanos... La gente se preguntaba: "Pero ¿cómo es posible lo que ha hecho y hace Joan Trescals...?" Fue socio Fundador de "Els Lluïsos de Sant Andreu".
Quisiera añadir que, como Sacerdote, le acompañé en su última enfermedad. Me maravilló su ternura, su fe, su gran confianza en Dios... Su entierro fue una enorme manifestación popular de admiración, de afecto y de agradecimiento."
+++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++
Voy a contaros ahora algo que me ocurrió en un examen final de una asignatura de Derecho:
Éramos en el aula del examen cerca de 400 alumnos. A esa aula especial para exámenes le llamábamos “la checa”, ya que era el nombre que se daba a los lugares en los que torturaban, y posteriormente mataban, a los católicos en la Guerra Civil Española. Y un poco en broma, a los exámenes finales los considerábamos como una tortura. En aquel tiempo éramos muy pocas chicas en la única Facultad de Derecho que había entonces en Barcelona. Así que a las alumnas se nos veía mucho… Luego entenderéis el por qué resalto esto.
Antes de comenzar el examen, el Profesor nos dijo que si encontraba encima de alguna de las mesas alguna anotación escrita antes de entrar en el aula , sería inmediatamente expulsado. Yo no di mayor importancia a esta advertencia, creo recordar que pensando que el asunto no iba conmigo. Al cabo de muy poco rato echó a un alumno de la sala. Hasta recuerdo el nombre y los apellidos de ese chico. Y a continuación el Profesor se acercó a mí, cogió en sus manos el programa de la asignatura que tenía yo encima de mi mesa, y comenzó a mirarlo. En ese momento me acordé de que yo había hecho en él muchas anotaciones a lápiz. ¡¡ Quise morirme… !! Puedo aseguraros que en ese momento me importaba muchísimo más la vergüenza de la inminente expulsión (además yo estaba al final de la gran sala, y la puerta estaba delante...), que el suspenso que evidentemente estaba a punto de caerme.
Ese Profesor no me conocía, ni yo a él, pues apenas pisaba yo las clases en la Facultad. El motivo era que en mi casa vivía una tía-abuela mía que desde hacía años sufría una demencia senil muy grave y preferíamos tenerla con nosotros, antes que ingresarla en una residencia especializada. Mi madre y yo estábamos al cuidado de ella, y además yo ayudaba siempre a mi madre porque tenía doce hijos (y los sigue teniendo, pues gracias a Dios mi madre todavía vive), la mayoría de ellos pequeños. Pienso que por no conocerme el Profesor es por lo que debió de venir derecho hacia mí…
En ese momento recuerdo que le dije a Dios: “Señor, haz algo para que no llegue a pasar este tremendo bochorno que estoy a punto de sufrir”. El Profesor seguía pasando las páginas del programa de la asignatura (un cuadernillo pequeño), y mirándolas con detenimiento. Nunca me he puesto roja, pero seguro que por dentro debía estar roja, amarilla, morada, y de todos los colores… No os podéis ni imaginar el momento de angustia que pasé.
Pues bien, ¡¡ el Profesor no me expulsó !!, y ni siquiera me dijo nada. Cerró mi programa, y continuó andando y vigilando por los pasillos de "la checa". Aprobé, aunque no recuerdo si con nota o sin ella. Da lo mismo... ¡¡ Cuántas veces, a lo largo de mi vida, he agradecido a Dios el enorme favor que me hizo en aquella ocasión !!
.
Índice