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A)
Pienso que yo podría montar como una especie de despacho para que vinieran todas las mamás que no pueden tener hijos para ver si rezaba por ellas (¡¡ es broma !! ¿eh?...). Lo digo porque he tenido mucha suerte en este tema. Recuerdo que en tres ocasiones he rezado a Dios para que alguien tuviera hijos, y los tuvo. Paso a relatarlos muy brevemente:
Primer caso: la hermana de un amigo mío se había casado hacía un año. No era mucho tiempo, pero en un viaje que hice a Lourdes con mi familia se me ocurrió encomendar para que se quedara en estado ¡¡ y precisamente en esos días de mi peregrinación a Lourdes se quedó embarazada !! La verdad es que me hizo mucha ilusión porque ella era algo mayor...
Segundo caso: una compañera mía del trabajo llevaba dos o tres años casada y no tenía hijos. Se me ocurrió rezar para que quedara embarazada y, según mis cálculos, ¡¡ se quedó justo por esos días en que yo recé por ella !!
Tercer caso: andaba yo algo preocupadilla por dentro porque dos cuñadas mías y una hermana llevaban un tiempo sin concebir (una de ellas tenía ya dos hijos, la otra uno, y la otra ninguno). Pues lo mismo: recé para que se quedaran en estado ¡¡ y justo por esas fechas se quedaron embarazadas las tres !! De hecho tengo tres sobrinos varones que nacieron en el espacio de cuarenta días. El primero de ellos dentro de un mes exactamente (26 de Agosto) va a cumplir, si Dios quiere, 23 años.
Tanto mi hermana como mis dos cuñadas, con posterioridad, tuvieron más hijos. Y mi compañera de trabajo tuvo después un hijo más. Por supuesto que me imagino que no fuí yo la única que debió rezar para que esos matrimonios tuvieran hijos, pues ellos mismos seguro que rezaron.
¡¡ Sean dadas gracias a Dios !!
Por eso os decía lo de montar yo algo para las mamás con problemas para concebir. No sería mala idea ¿verdad? (je, jeeeee...).
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B)
Un hermano mío conoce a un señor que tiene a su esposa con Alzheimer en una residencia. Pues bien, en una ocasión le comentó a mi hermano que todos los días va a ver a su esposa, y que un día le fue imposible ir a verla. Y al comentarle a un amigo que le daba mucha pena no poder ir, éste le dijo: "no te preocupes, pues ella ni siquiera se da cuenta de quién eres tú". Y él (el marido) le dijo a su amigo: "efectivamente, mi mujer no sabe quién soy yo ¡¡ pero yo sí sé quién es ella !! "
Como me emocioné tanto cuando mi hermano nos lo contó a mi familia, se me ha ocurrido aportaros esta pequeña anécdota.
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C)
Estoy prácticamente segura de que la mayoría de vosotros ya conocéis el PRECIOSO RELATO que os voy a poner a continuación. Pero lo escribo por si algún forista no lo conociera.
Tuve yo conocimiento de este hecho cuando hacía muy poco tiempo que había ocurrido: a un mendigo de Roma, que con anterioridad había sido Sacerdote, en una ocasión le dio limosna un Sacerdote. El mendigo se dio cuenta de que era uno de sus compañeros del Seminario, y le saludó. Pero como iba tan andrajoso, su compañero del Seminario en principio no le reconoció. El mendigo, al ver que no le reconocía, le dijo su nombre y le comentó que por una serie de circunstancias hacía tiempo que había dejado el Sacerdocio. Que si lo veía en esa situación era porque le habían ido ocurriendo muchos sucesos adversos, y al final no había tenido más remedio que ponerse a mendigar. Y le dijo los años que llevaba ya haciéndolo. Que ésa era la realidad de su vida. ¡¡ El Sacerdote se quedó muy asombrado al darse cuenta de quién era, y al ver y oír todo eso !!
El compañero del Seminario del mendigo no vivía en Roma, pero esa misma mañana tenía, junto a otros muchos Sacerdotes, una Audiencia con el Papa Juan Pablo II. Pero desde el momento en que topó con ese mendigo y antiguo compañero del Seminario, no hacía más que pensar en él. Estaba impresionadísimo. Se le ocurrió que, en la Audiencia, podría comentarle este suceso al Papa. Dudó mucho de hacerlo o no. Y estando casi decidido al "no", de repente, y estando ya en la Audiencia, se atrevió a relatar al Santo Padre este suceso que le acababa de ocurrir. El Papa le dijo que quería cenar esa noche con ese mendigo. El Sacerdote se quedó muy asombrado y advirtió al Papa que intentaría dar con él, pero que no tenía ninguna seguridad de llegarlo a encontrar porque había pasado ya mucho rato. Junto con otros dos Sacerdotes de los que estaban en la Audiencia, salió enseguida en su búsqueda. ¡¡ El mendigo seguía en el mismo sitio !! Le comunicaron el deseo del Papa de cenar esa noche con él. El mendigo dijo que eso era totalmente imposible. Los tres Sacerdotes al final le convencieron. A continuación le llevaron a un lugar para que se bañara, y le compraron ropa digna.
Cenó por fin el mendigo esa noche con el Papa. También estaban en la cena el Sacerdote (antiguo compañero del Seminario) y algunas otras personas. Cuando acabaron de cenar, el Papa se acercó al mendigo y le pidió que le confesara. El mendigo le dijo que eso era algo imposible, ya que en su día solicitó la licencia para la exención del ejercicio del Ministerio Sacerdotal, y le había sido concedida. Y que llevaba ya muchos años sin ejercer el Sacerdocio. El Papa le contestó que efectivamente estaba exento del ejercicio del Ministerio Sacerdotal, pero que como él (el mendigo) sabía muy bien, Sacerdote lo iba a seguir siendo por toda la eternidad. Y que él (el Papa) tenía suficiente y sobrada autoridad para que, a partir de ese momento, pudiera volver a ejercer como Sacerdote.
¿Podéis acaso imaginaros cómo se debió de quedar el mendigo con todo lo que estaba viviendo en tan pocas horas...?
¡¡ Y el que por la mañana todavía era un pobre mendigo de Roma, administró esa noche el Sacramento de la Confesión a Su Santidad el Papa Juan Pablo II, Vicario de Cristo en la tierra !! A continuación el Papa le nombró "in situ" Párroco de una de las Parroquias más grandes de Roma. ¡¡ Y al día siguiente mismo comenzó su tarea en ella !!
Puedo aseguraros que en este momento estoy muy emocionada...
Dios hace siempre las cosas por algo. A veces no llegamos a saber el por qué de algunos sucesos que ocurren en nuestra vida. Pero en otras ocasiones sí lo llegamos a saber. Y a veces nos damos cuenta pasados muchos años. Hay que tener siempre muy en cuenta que Dios es infinitamente Misericordioso, Justo, Poderoso y Sabio.
LAUS DEO et GRATIAS DEO.
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