Cómo tener calma
En los momentos críticos aprende
a conservar la calma, de modo que
tus decisiones sean justas y sabias.
En lugar de exasperarte
y dejarte dominar por la ira,
cállate porque el silencio aquieta.
Respira profundamente y ora.
Ganas serenidad si cierras tus ojos
y te ves en un lugar paradisíaco,
mientras repites pensamientos positivos.
Recuerda que Dios está en tu corazón
y estarás tranquilo sin desesperarte.
El hombre espiritual es dueño
de sí mismo ante la adversidad.
La ira es fuente de males
casi siempre más graves
que aquellos que la causan.
Corta las raíces de la irritación
que no están fuera sino en tu corazón:
egoísmo, ambición, orgullo,
odio e incomprensión.
¿Cómo podrás apagar el incendio de la ira
si lo alimentas con la leña del fanatismo,
el rencor o la soberbia?
Aprecia los valores espirituales
y permanecerás imperturbable
ante las crisis, que se solucionan
con la calma y se ahondan con el enfado.
En la Santísima Trinidad:
Padre Roberto Mena, S.T.