La Trinidad, el misterio de Dios de amor y comunión.
Al llegar a la cumbre de una montaña es normal que nos sentemos a contemplar el panorama. El que tenemos hoy ante nuestros ojos es el más bello, infinito, permanente. La Trinidad es vida y misterio. Parafraseando a San Pablo podemos decir: "Ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni hay palabras para describir la inmensidad de Dios".
Hermanas y hermanos:
A lo largo de todo el año litúrgico nos hemos acercado a Dios en sus manifestaciones de ternura, de misericordia, de holocausto y en sus diversas epifanías. Hoy lo miramos en sí mismo, en su esencia. La liturgia nos acerca al misterio de la vida íntima de Dios que, aunque llena el cielo con su omnipresencia, tiene la humildad de enviar a sus discípulos hasta los confines de la tierra para que prediquen y bauticen en su nombre. Parece un Dios lejano, pero ¿Quién más podría decir que su Creador se ha hecho uno como nosotros? Por la encarnación nos introduce en el misterio de su vida hasta tal punto que podemos acudir a Él en términos familiares.
La persona habitada por la Santísima Trinidad, es una realidad que hemos de descubrir y que ilumina toda nuestra vida. Además nos lleva a la perfecta=2 0unión con Dios y al servicio del prójimo. Santa Teresa de Jesús describe esta inhabitación como un "castillo interior" espléndido y luminoso y Jesús nos aconseja: "Sed perfectos, como perfecto es vuestro Padre del cielo". Todos hemos sido llamados a la santidad. El santo es capaz de todo porque lleva a Dios en su corazón y Él le da la fuerza necesaria para todos los heroísmos, todos los martirios, todas las acciones apostólicas, todas las contemplaciones de amor.
3.- La Iglesia es la familia de los hijos adoptivos de Dios, y una de las cosas que nos revela el misterio de la Trinidad es que Dios es una comunidad de amor, es decir, una familia. Por eso la Biblia usa tres palabras: Padre, Hijo, Amor, para expresar de algún modo el misterio de la vida divina.
Si pregunto ¿En qué creemos, los cristianos? Ustedes responden: "Creo en un solo Dios, Padre todopoderoso, creador del cielo y de la tierra". Y también creador del hombre, su obra maestra, colocado en el centro de esta grandeza cósmica. Es hijo con el Hijo. Este es el prodigio que se realiza en el bautismo: Nos hace hijos adoptivos de Dios, hermanos de Jesucristo, herederos del cielo, miembros de la Iglesia. Un pueblo nuevo que nace del misterio trinitario que hoy celebramos.
La ignorancia religiosa20suele ser la causa de muchos defectos en la fe. Será un buen propósito a la luz de esta fiesta, buscar aquellas actividades de formación que nos ayuden a conocer mejor nuestra fe: Cursos de espiritualidad, escuelas de oración, estudio de los documentos de la Iglesia, informativos sobre la actualidad eclesial, lecturas selectas, formación continua a través de los movimientos seglares etc. Hacer nuestra la pregunta de Pedro: "¿A quién iremos, Señor, si sólo tú tienes palabras de vida eterna?".
Padre Roberto Mena ST