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Antonia Mesina, Beata |
Mártir de la purezaAntonia Mesina nació en Cerdeña, el 21 de junio de 1919, la segunda de una familia de diez hijos. Era prima del famoso bandolero sardo de los años 60, Graziano Mesina.
Era muy devota de María Goretti. Dala la debil salud de su madre enferma, ella tenía que multiplicarse para atender a todos sus hermanos.
Poco vivió Antonia, pues el 17 de mayo de 1935, faltando poco para cumplir los 16 años, después de haber ido a Misa, como todos los días, fue a recoger leña al campo. Un hombre la agredió para violarla. Se resistió, y el agresor se ensañó con ella. Con una piedra enorme despedazó ferozmente el cuerpo de la joven virgen. Fue un crimen atroz, que causó un gran impacto en toda la isla.
El asesino fue fusilado. El proceso de beatificación fue una de las escasas decisiones que pudo autorizar en su breve pontificado el Papa Juan Pablo I.
Fue beatificada el 4 de octubre de 1987 por S.S. Juan Pablo II, junto a
Marcel Callo y
Pierina Morosini, jóvenes y mártires del siglo XX.
Destacaba Juan Pablo II en la homilía de beatificación que los tres nuevos Beatos se habían santificado "sin ir al convento", a través del trabajo en casa y en la fábrica, en su ambiente normal, en la familia, en las asociaciones eclesiales. Son laicos, son jóvenes, son mártires, decía el Papa. Hijos de nuestro siglo, difícil, pero apasionado.
Han sabido cumplir su deber como cristianos, tanto en la vida como en !a muerte. Nos muestran que la santidad no es un monopolio de obispos y sacerdotes, de fundadores y fundadoras, de religiosos y religiosas, ni de reyes o nobles del pasado. Su vida nos recuerda que más allá de la vocación específica de cada uno, hay una vocación común a todos, la vocación a la santidad. Es la vocación que tiene la primacía sobre todas.
En la ceremonia estaban presentes la madre y los hermanos de Pierina, como sucedió cuando María Goretti. También había muchos parientes de Antonia. Un caso curioso ha sido el de su primo Graziano Mesina. Condenado a cadena perpetua, ha declarado que estaba orgulloso de su pariente, y que le hubiera gustado asistir a la ceremonia de beatificación.