A menudo en mi vida diaria y profesional, así como en mis experiencias en foros y grupos de opinión de todo tipo he contemplado con estupor como desde ciertos medios se hacen distingos entre católicos integristas y católicos moderados.
Católico integrista vendría a ser aquel católico que lejos de adaptar sus creencias a los nuevos tiempos, se adhiere a los principios morales del cristianismo con empecinada insistencia.
El católico moderado es, al contrario, ese católico "progresista" que adapta hábilmente sus creencias a los tiempos modernos dando por validas todos tipo de atrocidades. Así, es frecuente ver en algunas webs pretendidamente católicas, mujeres católicas que no dudan en defender la práctica del aborto, la laicidad del propio estado y tal vez el retorno de nuestra Iglesia a la intmidad del individuo cuando no a las mismas catacumbas del siglo I.
Se amparan, estos catolicos moderados, en la libertad de conciencia que ha de poseer ese creyente, como si la propia conciencia no fuese otra cosa que una pesada y a veces cruel carga que el cristiano ha de soportar. Esa libertad de conciencia tal vez sea una triquiñuela para hacer esa carga mucho más liviana y mucho menos incómoda.
El católico moderado, también llamado progresista, se le nota afectado en su profesión de fe. Es como si pidiera disculpas a los demas por tener sus creencias. Es un constante decir "yo soy catolico, sí, pero no como esos integristas retrógrados". Se le ve dubitativo y, sobre todo, quejumbroso sobre la propia Iglesia a la que pertenece. Es , a fin de cuentas, un católico acomplejado demasiado preocupado en que no le llamen carca.
Este tema que inicio, efectivamente, no habla de esos catolicos integristas entre los cuales muchos se han empecinado en clasificarme. Es un tema que habla de los católicos "moderados" a quien va, sobre todo, dirigido este mensaje..