¿Es importante la virginidad?
Fuente: Catholic.net
Autor: Germán Sánchez Griese
Hoy vamos a tratar un tema que es muy discutido... Todo el mundo opina sobre la virginidad. Desde los más viejos hasta los más chicos, todos tienen su concepto y su idea sobre la virginidad. Fíjate en las telenovelas: el rápido intercambio de galanes y galanas y la facilidad con que unos van a la cama de otros, nos dejan ciertos modelos de vida que vale la pena analizar. Porque luego salen algunos medio imbéciles, diciéndote que eso de la virginidad es de la época de los dinosaurios tipo "Jurassic Park" y otros, no menos imbéciles, te dicen que la virginidad es únicamente importante para que no contraigas ninguna enfermedad sidosa.
¿Qué tan importante es la virginidad? Todo depende de la idea que tengas de la sexualidad. Por aquí deberíamos haber empezado. Porque si eres de los que piensas que la virginidad no es más que no tener relaciones sexuales antes del matrimonio... pues entonces si que te me has quedado con las ideas de la Edad de Piedra. ¿Sabes por qué? Porque la virginidad está muy relacionada con la sexualidad y la sexualidad no es una cuestión de piel, de sentir, de “feeling”. La sexualidad es una cuestión que envuelve todo tu cuerpo: tu mente, tu manera de pensar, tus energías, el espacio que te rodea, tu tiempo. Sexualidad es... la manera en que eres hombre o la manera en que eres mujer. Porque tu no actúas únicamente con tu cuerpo. Actúas con todo tu ser. Somos hombres y mujeres con todas las facultades de nuestro ser y no únicamente con nuestro cuerpo, con nuestros órganos sexuales.
Muchos piensan que la sexualidad se reduce nada más al uso de los órganos sexuales. Para estas personas la sexualidad se reduce a fenómenos físicos: lo que ves con tu cuerpo, lo que sientes con tu cuerpo, las reacciones que experimentas con tu cuerpo. Pero, ¿de verdad no te das cuenta que la sexualidad no se reduce únicamente al cuerpo? Te pongo un ejemplo: qué distinto piensan las chicas de los chicos después de ver una película... por ejemplo “El Señor de los Anillos”. Los chicos se fijan más en la aventura, las chicas en el cariño, en el sentimiento, hasta en la ropa que llevaban los personajes. ¿Quién hace las diferencias? Es la sexualidad que invade todas las esferas de la persona.
Si reduces la virginidad a no tener únicamente relaciones sexuales antes del matrimonio, entonces debes de preguntarte mejor qué piensas de la sexualidad. ¿Qué sentido tiene llegar al matrimonio con un cuerpo digamos límpio cuando por tu mente, por tus ojos y por todos tus sentidos has fomentado emociones, pensamientos y deseos que van más allá de las relaciones sexuales. Me entiendes lo que quiero decir, ¿nooo?
La pura realidad: la virginidad no es únicamente no tener relaciones sexuales antes del matrimonio. LA VIRGINIDAD ES... un estilo de vida, un modo de vida que se vive con todo lo que somos, con el cuerpo, por supuesto, pero también con las ideas, con la mente, con los pensamientos, con los recuerdos y con las energías puestas en el futuro. Un estilo de vivir tu sexualidad.
Ahora te toca a ti responder, ¿qué importancia le das a tu sexualidad? Toda, ¿no es verdad? ¿Cómo quieres vivir esa sexualidad? ¿Reduciéndola simplemente al nivel de los impulsos, de los sentimientos, de las pasiones? ¿O elevándote un poco más del nivel de los animales?
UNA VERDADERA SEXUALIDAD, requiere muchos kilos de fuerza de voluntad para no dejarse llevar simplemente de lo que sentimos. Eso se lo puedes dejar a los animales, a las bestias (aunque hay cada cuate que bien podría caer en la categoría de “bestia humana”) que no tienen la capacidad de superar sus instintos, sus pasiones.
Tu puedes encauzar tu sexualidad para algo más que unos sentimientos. La debes encauzar para ser más hombre y más mujer en una forma completa, integral, esto es con todo tu cuerpo, con toda tu mente y con todo tu ser de persona. Entonces la virginidad se convertirá en algo importante, porque será la manifestación externa de algo que vives en tu interior: usar las facultades sexuales de acuerdo a tu razón, no de acuerdo a la moda, a tus sentimientos o a los que otros piensan o viven.
¡Vence el mal con el bien!