No juzguen y no serán juzgados
Lucas 6, 36-38. Cuaresma. Si no se ama seremos fáciles para juzgar y criticar a los demás.
Lucas 6, 36-38
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Sed compasivos, como vuestro Padre es compasivo. No juzguéis y no seréis juzgados, no condenéis y no seréis condenados; perdonad y seréis perdonados. Dad y se os dará; una medida buena, apretada, remecida, rebosante pondrán en el halda de vuestros vestidos. Porque con la medida con que midáis se os medirá.
Reflexión
Hoy en día nos gusta medir y contar todo. Somos capaces de medir las consecuencias de una guerra, la cantidad de dinero que se debe destinar para erradicar la pobreza, cuántos enfermos de cáncer existen en el mundo, cuánto cuestan las cosas, cuánto tiempo dedicamos al trabajo...
¿Cuál es la medida que debemos aplicar en el trato con los vecinos, amigos, con el pobre de la calle, con los jóvenes que con su balón de fútbol me han roto otra vez el faro del coche? Una verdadera madre o un buen padre nunca podrían sentarse un día a la mesa y hacer las cuentas con sus hijos del amor con el que los han amado. No podrían presentarles una estadística con datos y fechas de las veces que les han perdonado, cuántas veces les han ayudado, la cantidad exacta de amor que les tienen... Esto no se puede medir.
La medida es de por sí algo limitado a las cosas materiales. Por ello, en el Evangelio que se nos presenta hoy se nos pone como punto de referencia al Padre, como el modelo a seguir en nuestras relaciones con los hombres. En esta cuaresma podemos ver el testimonio de Cristo que no mide su entrega a los hombres. Ama sin medida, predica su mensaje sin perdonar la fatiga, el hambre, etc. La medida que nos ha dejado para el trato con el prójimo es la de la caridad.
La caridad no tiene límites, no tiene medida, abarca todos los momentos de nuestra vida. Pues, ¿cómo se puede perdonar si no se ama? Si no se ama seremos fáciles para juzgar y criticar a los demás. Si falta el amor estaremos en todo momento midiendo todo lo que damos.
Dios, al final de nuestra vida, no nos preguntará si fuimos grandes estudiantes, si construimos grandes hospitales, si triunfamos en el trabajo o si hicimos una gran fortuna con el dinero que ganamos. La pregunta de la entrevista será muy fácil: ¿cuánto amaste? Todas las acciones que hayamos hecho durante nuestra vida se contarán con la medida del amor con la que las hemos hecho. Veamos en esta cuaresma el amor sin medida de Cristo clavado en la cruz y que ello nos impulse a perdonar sin medida, dar sin medida, amar sin medida a nuestro prójimo.