De la oración...(I)

Tema: De la oración...(I) Sáb Oct 04, 2008 8:02 pm

............................. study

Existe una antigua palabra romana: "precario", que originalmente significaba "lo que se obtiene por oración o por súplica". En la actualidad, algo que depende de alguna cosa incierta es precario y eso es lo que algunas personas opinan de la oración: el último recurso, lo que hace un mendigo, la reserva del débil...pero de todos los malos entendidos e incluso los ataques deliberados a la oración, una cosa es cierta: la gente reza.....

El punto principal para muchas personas en relación con la oración es éste: ¿Acaso la oración en realidad puede hacer algo para que mi vida sea distinta y mejor?"...La respuesta es un rotundo SÍ.
¿En qué piensa cuando escucha la palabra oración? ¿En una reunión frecuente en la Iglesia?. '¿En el último esfuerzo para evitar un desastre?. ¿En una comunicación íntima entre usted y Dios?

Un juego de fútbol está a punto de comenzar. Se pide guardar silencio y alguien empieza a pronunciar algunas palabras de protección para los jugadores, ¿es eso una oración?....Un soldado en una batalla alza la mirada al cielo en una plegaria silenciosa para ser protegido, ¿es eso una oración?...Una mujer se arrodilla en la banca de una iglesia y comienza a repetir rezos de una forma que parece más un monólogo que un diálogo, ¿es eso una oración?...Una joven presenta un examen importante y toma entre sus manos la cruz que le cuelga al cuello, ¿es eso una oración?....

Resulta evidente que la oración tiene muchas facetas...A veces podemos decir muchas cosas de lo que algo es cuando descubrimos lo que NO es, y esto también sucede con la oración:

*La oración no es una lotería....La lotería es un juego de azar. Una persona juega a que lo que apuesta, por causa del azar, se va a recompensar pagándole más de la apuesta original. Es muy fácil pensar en la oración de esta manera de lotería. Pensamos: "Oye, yo diré una oración en esta situación. No hace daño a nadie y con suerte sirva de mucho".
Pero esta forma de pensar es absolutamente egoísta. El único motivo que hay detrás de esa oración es la apuesta, creyendo que puede "lograr algo bueno".

*Orar no es torcerle el brazo a Dios.....Una idea muy popular de la oración es creer que es una manera de lograr que Dios haga lo que ËL no quiere hacer. Es algo así como torcerle el brazo y obligarlo a hacer nuestra voluntad. Muchos dirían que no, que no es así como piensan. Sin embargo, cuando escuchamos algunas de las cosas por las que rezamos y la manera cómo las pedimos, nos damos cuenta de que estamos tratando de hacer que se cumpla nuestra voluntad por encima de la de Dios.

* La oración no es una garantía de éxito automática.......Un mal entendido muy sutil, pero también muy serio, de la oración es pensar que es una mera garantía de éxito. Alguien puede pensar: "Necesito algo de ayuda , se la voy a pedir a Dios y él me la va a conceder".

* La oración es un ritual......Muchas personas dicen una oración a la hora de la comida, antes de ir a la cama, en un juego de pelota, etc. El contenido de esas oraciones pudiera no ser más que un ritual practicado en momentos establecidos simplemente porque siempre lo hemos hecho.

* Orar no es ponerse en contacto con poderes místicos.....Algunos tienden a vivir una espiritualidad genérica, hablando de valores espirituales que en realidad no se refieren a Dios sino a valores internos y tratan de establecer contacto con las fuerzas místicas del universo e influir en esas fuerzas a través de la repetición de palabras o frases....Algo que ya desde antiguo se llamaba magia. Pero la oración nada tiene que ver con la "magia". Alcanza al Dios personal, no a una fuerza impersonal y abstracta.
La mera pregunta, "¿funciona la oración?" nos coloca en el esquema mental equivocado. "Funciona": como si se tratara de magia o de una máquina, algo que se conduce automáticamente.
La oración es una comunicación entre Dios y el hombre, no una fórmula cintífica en la que todo es seguro, ni un "ábrete sésamo" que garantice abrir las puertas del universo para recibir todo lo que uno quiere.
La oración es muy diferente a la magia y los malabares porque busca estar en contacto con Alguien y no con algo.
Todo el concepto de oración se basa en un hecho: "Dios quiere tener comunicación con nosotros"...Orar es correr el riesgo de la intimidad con el Creador.....es aventurarse a una apertura de espíritu en la que puedo decir, gritar, protestar....pero que también tendré respuesta, y tal vez el Decir de Dios no era lo esperado, lo que se ajusta a mis intereses......o es lo más sacrificado....lo más lleno de amor

( Don M. Aycock )

Tema: Re: De la oración...(I) Vie Oct 10, 2008 9:42 am

Hablando de oración, hay que situarla en su contexto cristiano.
¿Cuándo oras, quién ora? ¿Sólo tú? Si Cristo no ora en ti, tu rezo es como un grito en el desierto.
San Pablo insiste: es el Espíritu Santo que grita en nosotros de modo inefable: “Abba, padre”.
Y añade: hay que orar siempre. La oración, no son sólo palabras humanas. Es un modo de ser delante de Dios, como Cristo está delante de su Padre. Incluye la confianza de niño, la humildad, la solidaridad por ser Padre “nuestro”, la esperanza, la respuesta amorosa a un Amor incondicional e infinito. Es una actitud de ofrenda continua.
¿No son las palabras que constituyen la oración: si pido para mi familia, Dios no lo sabía? ¿Se necesita explicarle a Él nuestras necesidades? Ya las conoce. Aquellas palabras son útiles, claro.
Más para que tomáramos más conciencia de cual es el plan de Dios sobre nosotros. De cuales son las necesidades verdaderas nuestras en Sus ojos. Pero no nos hagamos la ilusión de medir la oración a la belleza o cantidad de palabras. Tengo que llegar a ser como Cristo delante de Él para que toda mi vida sea oración. Santa Catalina de Sienna reporta en sus “visiones”: Me dijo Cristo: “Tu beber, tu comer, tu dormir me encantan.
Somos nosotros, encerrados en la Historia, los necesitados de momentos especiales de oración, dónde expresamos los que somos, lo que vivimos, lo que tenemos. La acción de gracias es la más indicada con el ofrecimiento propio. Santa Elizabeth de la Trinidad, entendiendo la realidad de la oración cristiana, decía: “Ya no voy a pedir a Dios nada más que poder ser “alabanza” suya siempre.” En efecto, San Pablo repite a menudo la palabra “Laus”, alabanza, como un refrán.
La actitud profunda de oración ES alabanza.
Vea http://cristohermano.wikispaces.com/Oracion1

Tema: ¿Purgatorio? Dom Oct 12, 2008 4:50 pm

Julia es una excelente persona. Me tiene mucha paciencia, Tiene tantas atenciones para uno. Realmente es una gran amiga,siempre en paz interior.
Fíjate que ayer me dijo la chismosa de Antonia que la Julia sólo finjía y que en realidad contaba sobre mí barbaridades y mis secretos. ¿Porque no hicé averiguaciones? Por creerme demasiado de la tremenda Antonia. Fuí a casa de Julia, le dí una gran maltratada sin dejarle contestar y dejé de visitarla durante un largo tiempo.
Al correr los meses y al comentar el asunto con amistades, me dí cuenta de lo injusto de mi actitud, me animé con temores a visitar de nuevo a Julia que me hacía falta y a explicarle mi confusión. Al entrar, la Julia me abrazó, no me dejó ni decir “pio pio”, me recibió requete bien.
Dígame Usted? ¿Cómo me sentía en aquel momento? Con dos sentimientos muy contradictorios: alegría por volver a vivir la amistad de Julia y, por otra parte, une inmensa y dolorosa vergüenza que me quemaba el pecho por mi imprudencia.
Volví al cielo, pero que purgatorio.

Así es el purgatorio: no un lugar como lo pintan algunos pintores de aquel entonces.
Mejor hablar de un estado dónde la persona en su encuentro alegre con el Señor, sufre por tomar viva conciencia de su falta de más amor. Los humanos, lo hemos medido a partir de “nuestro” cuadro temporal. Traté de dar en el ejemplo de la Julia la situación de algunos en el encuentro final en el cuadro de la eternidad, realidad que escapa a una comprensión humana inmersa en la “historia”. “Arriba”, gozo a la vez de una inmensa alegría de estar con Dios y a la vez vivo un profundo dolor que me “quema” por la vergüenza de haberle faltado tanto.
Si entendemos aquella situación, seremos intercesores para pedir la misericordia de Dios en favor de aquellos que no han logrado su plena comunión amorosa con el Señor. ¡Que duro comprenderse ingrato con Dios.

Tema: Re: De la oración...(I) Lun Oct 13, 2008 11:29 am

http://webcatolicodejavier.org/purgatorio.html

Catecismo de la Iglesia Católica, LA PURIFICACION FINAL O PURGATORIO

1030 Los que mueren en la gracia y en la amistad de Dios, pero imperfectamente purificados, aunque están seguros de su eterna salvación, sufren después de su muerte una purificación, a fin de obtener la santidad necesaria para entrar en la alegría del cielo.

1031 La Iglesia llama Purgatorio a esta purificación final de los elegidos que es completamente distinta del castigo de los condenados. La Iglesia ha formulado la doctrina de la fe relativa al Purgatorio sobre todo en los Concilios de Florencia (cf. DS 1304) y de Trento (cf. DS 1820: 1580). La tradición de la Iglesia, haciendo referencia a ciertos textos de la Escritura (por ejemplo 1 Co 3, 15; 1 P 1, 7) habla de un fuego purificador:

Respecto a ciertas faltas ligeras, es necesario creer que, antes del juicio, existe un fuego purificador, según lo que afirma Aquél que es la Verdad, al decir que si alguno ha pronunciado una blasfemia contra el Espíritu Santo, esto no le será perdonado ni en este siglo, ni en el futuro (Mt 12, 31). En esta frase podemos entender que algunas faltas pueden ser perdonadas en este siglo, pero otras en el siglo futuro (San Gregorio Magno, dial. 4, 39).

1032 Esta enseñanza se apoya también en la práctica de la oración por los difuntos, de la que ya habla la Escritura: "Por eso mandó [Judas Macabeo] hacer este sacrificio expiatorio en favor de los muertos, para que quedaran liberados del pecado" (2 M 12, 46). Desde los primeros tiempos, la Iglesia ha honrado la memoria de los difuntos y ha ofrecido sufragios en su favor, en particular el sacrificio eucarístico (cf. DS 856), para que, una vez purificados, puedan llegar a la visión beatífica de Dios. La Iglesia también recomienda las limosnas, las indulgencias y las obras de penitencia en favor de los difuntos:

Llevémosles socorros y hagamos su conmemoración. Si los hijos de Job fueron purificados por el sacrificio de su Padre (cf. Jb 1, 5), ¿por qué habríamos de dudar de que nuestras ofrendas por los muertos les lleven un cierto consuelo? No dudemos, pues, en socorrer a los que han partido y en ofrecer nuestras plegarias por ellos (San Juan Crisóstomo, hom. in 1 Cor 41, 5).

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