Despilfarro de comida en medio del hambre.
POR KAREN MUÑOZ, THE NEW YORK TIMES y agencias de noticias internacionales
La crisis alimentaria mundial —causada por el incremento del precio de los combustibles— desgarra las entrañas de millones de pobladores de países pobres, mientras cantidades exageradas de comida terminan en la basura. Esta situación no es exclusiva de los países ricos.
El fenómeno es alarmante, debido a que amenaza a millones de personas, donde la carestía de los productos básicos aleja los alimentos de la boca de personas de muchos países, como Haití y parte de Asia, donde en los últimos meses han ocurrido disturbios que podrían expandirse como espiral, advirtió recientemente la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Un caso dramático —en contraposición al despilfarro en países del primer mundo— lo viven muchos haitianos, a quienes el hambre los obliga a cocinar galletas de tierra.
Mundo de la abundancia
Pareciera que esta crisis poco importa a muchas personas que todavía están inmersas en la cultura de la abundancia; un ejemplo de ello es el popular “bufé libre” en restaurantes y hoteles, así como la comida rápida. Hace pocas semanas, el Gobierno británico comenzó una campaña nacional de concienciación, al evidenciar la dimensión del despilfarro en ese país.
Un informe, efectuado durante varios meses por el Programa de Acción contra Desperdicios de Recursos (WRAP, en inglés), a solicitud del primer ministro del Reino Unido, Gordon Brown, revela que en esa nación europea se tiran cada año más de cuatro millones de toneladas de comida.
La organización —financiada por el Gobierno— añade que 60 por ciento de todos los alimentos desechados van intactos hacia la basura.
Admiten desperdicio
En España, los encargados de supermercados e hipermercados admiten, en forma anónima, que tiran alrededor de 20 por ciento de alimentos frescos, carne y pescado. Cristóbal Gómez, experto en cuestiones alimentarias, calcula que lo desperdiciado en los hogares españoles representa entre 10 y 15 por ciento de lo comprado, y que en los restaurantes y comedores colectivos el total de lo que termina en la basura supera ese porcentaje.
Según una nota publicada a mediados de este mes en el diario The New York Times, los estadounidenses desechan casi 27 por ciento del alimento disponible para consumo, de acuerdo con un estudio gubernamental.
Lo peor es que el despilfarro alimentario sucede en supermercados, restaurantes, cafeterías e incluso en las cocinas de los hogares de Estados Unidos.
Una investigación reciente de la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos calcula que los estadounidenses generan 30 millones de toneladas de despilfarro de alimentos al año; tal cantidad representa cerca de 12 por ciento del desperdicio que termina en el basurero.
Mientras que en países desarrollados la gente tira la comida, gran cantidad de naciones —unas ubicada en el tercer mundo, la mayoría en África subsahariana— enfrentan problemas de suministro de alimentos, de las cuales gran parte de su población sufre desnutrición extrema.
Padecen hambre crónica
El Programa Mundial de Alimentos (PMA) ha señalado que hoy en día padecen de hambre crónica en el mundo más de 800 millones de personas (mujeres, niños, enfermos y ancianos); por ello, la organización proporciona alimentos cada año a 90 millones de personas en 80 países.
James Morries, director ejecutivo saliente del PMA, declaró que unos 18 mil niños mueren todos los días debido al hambre y la desnutrición, y que 850 millones de personas se van a dormir todas las noches con el estómago vacío, un hecho terrible en este mundo que hace gala de la tecnología, indiferencia y falta de solidaridad.
Sin embargo, el despilfarro alimentario no es exclusivo de países desarrollados, declaró un representante del PMA en México, que afirmó que cada año los mexicanos desperdician 20 mil toneladas de alimentos en mercados, tiendas departamentales, restaurantes y hogares.
La cifra equivale a más de 120 mil 348 libras de comida al día, con los que podrían comer 37 mil 397 personas, de los 18 millones que sufren pobreza alimentaria en ese país.
Brasil sufre una de sus mayores paradojas, aunque produce 140 millones de toneladas de alimentos al año, tiene 75 millones de personas que pasan hambre o no tienen alimentación básica, lo cual podría compensarse un poco con el desperdicio de alimentos, destacan organismos humanitarios.
Aunque el problema de un mundo con hambre podría ser que no se resuelva nunca, es importante tomar en cuenta que, cuando alguien tira la comida a la basura, otros la necesitan, en cualquier parte del planeta.