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www.catholic.net Este año se celebra el 60 aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos (DDHH), que la ONU proclamó en 1948. El primer artículo, de un total de 30 sobre los DDHH, consagró el derecho a la vida. Sin embargo, ese artículo no especificó cuándo comienza la vida de la persona humana. Por consiguiente, se impone la pregunta de por qué la ONU omitió tan importante especificación.
En 1945, los países de América Latina pertenecientes a la Organización de Estados Americanos (OEA) se reunieron en México. En esa reunión, acordaron pedirle a la ONU que en su primera sesión de ese año emitiese una declaración universal de los DDHH. A esos esfuerzos se unieron el Líbano y Las Filipinas.
Al comienzo, los demás países no quisieron elaborar esa declaración. Pero luego de conocerse el Holocausto Judío y las demás masacres de la II Guerra Mundial, acordaron aceptar la propuesta de América Latina.
En 1948, la OEA emitió una declaración propia de los DDHH, que se conoce como la Declaración de Bogotá. La ONU adoptó de esa declaración los siguientes dos principios: (1) los seres humanos poseen una dignidad y (2) todo ser humano tiene derecho a la vida.
Luego la ONU estableció el Consejo de Asuntos Sociales y Económicos (ECOSOC). Este organismo estableció a su vez la Comisión de Derechos Humanos y nombró a Eleanor Roosevelt, esposa del presidente Roosevelt de EEUU, presidente de dicha Comisión.
Cuando comenzaron las deliberaciones en la ONU sobre los DDHH, los países latinoamericanos, el Líbano y Las Filipinas vieron la necesidad, que la ONU no había reconocido, de incluir en los artículos de la Declaración una clara afirmación del derecho a la vida del concebido. Chile propuso un texto al respecto y el Líbano propuso otro similar, ambos muy buenos.
Sin embargo, la Sra. Roosevelt se opuso, al igual que el delegado de Rusia. Ambos dijeron que había que tener en cuenta a los países que tenían leyes a favor del aborto y por ello el texto debía quedar en términos amplios, para que cada país lo tuviese como un principio general, pero sujeto a su interpretación según su propia tradición cultural. El triste resultado fue que la mayoría de los delegados no aprobaron los textos propuestos por Chile y el Líbano. El texto sobre la defensa de los derechos del concebido quedó fuera.
¿Por qué se opuso la Sra. Roosevelt? Posiblemente la respuesta se encuentre en el hecho de que la Primera Dama de EEUU en aquel entonces tenía una relación de colaboración con Margaret Sanger. La Sra. Sanger fue la fundadora, junto con otros colegas de igual ideología, de la Federación Internacional de Planificación de la Familia (IPPF, por sus siglas en inglés), la federación de organizaciones no gubernamentales (ONGs) más abortista del mundo. “Dime con quién andas y te diré quién eres”.
Los planes de América Latina de defender la vida desde la concepción en adelante fracasaron en la ONU. Esta entidad siguió su curso equivocado y desde hace décadas es una de las más grandes propulsoras del aborto en todo el mundo, incluyendo los países latinoamericanos.