Extraído de
www.interrogantes.net(Resumen)
Testimonios : Angela. Una conversión sorprendente
Testimonio de Ángela de la Comunidad "Nuovi Orizzonti"
Festival de Jóvenes Medjugorje 2006
Hace poco tiempo, el Padre Ljubo me pregunto si estaba dispuesta a compartirles mi historia. Y les puedo garantizar que no es fácil.
con el sufrimiento tuve contacto apenas nací. Porque mi papa y mi mama me abandonaron en un hospital recién nacida. Viví mis primeros 6 años de vida en un orfanato. Dos meses después de mi adopción el instituto fue clausurado por maltrato a menores. Yo había conocido todo menos el amor. Y cuando un niño no conoce el amor es difícil que de adulto sepa dar amor. Crecí rebelde. En la escuela era instrumento de santificación para los profesores. Un día iba a la escuela y dos me suspendían.
A los 18 años eres mayor de edad en Italia, así que me fui de casa. Pude hacerlo porque tenía un trabajo, una ocupación. Yo soy una ex chef internacional de cocina. Comencé a trabajar en Italia y el resto de Europa. El dinero empezó a ser el Dios de mi vida. Entre más tenia, mas quería tener. Pero a fin de mes no quedaba nada. Todo lo que pertenece al mundo de la afectividad era un desastre. Tenía novios en base a la estación del año.
Finalmente me enamoro de una persona que todas las madres de familia soñarían para su propia hija, inteligente, bueno, perfecto. Pero tenía un pequeño defecto: era un católico, un católico convencido. Y empezó a hablarme de Dios.
Después de 2 años, una noche viene a mi casa y me dice: escucha Ángela, hablé con mi padre espiritual porque tengo intención de casarme contigo. Yo lo observé un poco perpleja pero por un solo motivo, porque no sabía qué era un padre espiritual. Y le respondí: "Vamos al registro de la ciudad, una cita, dos firmas y estamos casados". Y me dijo: "No, para mí es importante el sacramento del matrimonio. Nos dan la posibilidad de efectuar un matrimonio mixto donde tu declares ser no creyente pero yo puedo casarme contigo dentro de la Iglesia". Entonces mi siguiente pregunta fue: "Y esto cuánto cuesta?". "Nada". Por lo tanto, pensé, no cuesta nada, la imagen no la pierdo, puedo hacerlo. Puse una condición: "Tú organizas la boda".
El comenzó a organizar la boda, pero de repente se enferma, se enferma gravemente... Después de una serie de análisis, nos dicen que debido a una transfusión de sangre había contraído el HIV, tenía SIDA. Sentencia: ni un año de vida. Y ahí entro en contacto con la primera verdad de mi vida. Porque yo con el dinero hasta ese día había comprado todo y a todos. Pero una sola cosa no podía comprar, y esta era la vida. Y para mí fue una derrota. Luca partió para el paraíso 4 días antes del matrimonio. Y ahí se me derrumba el mundo… Recuerdo la tarde del funeral, yo estaba en una playa y dije: "Dios, si tú existes, yo te destruyo. Pero si tú no existes, pasaré mi vida diciéndole al mundo que no existes". Y ahí comenzó mi guerra con Dios.
Primero me acerqué a varias filosofías. Todo lo que era la New Age y Reiki. Pero no encontraba nada de la presencia de Dios. Hasta que un día una colega de trabajo me dijo que tal vez necesitaba ir a psicoterapia. Pensé: he probado todo, pruebo también esto. Y comencé a ir un día a la semana, dos días, tres días, cuatro veces por semana. La psicoterapia se convirtió en mi droga. No tenía la facultad de decidir nada de mi vida. Poco después la doctora me dice: sabes, Ángela, tal vez necesites hipnosis porque tenemos que entrar a lo más profundo de tus heridas. Le dije que sí. Desafortunadamente no estaba en situación de tomar ninguna decisión.
Desafortunadamente esta doctora era una sacerdotisa de una de las sectas satánicas más importantes de Italia. Ahí pasé dos años de mi vida. Dos años que me llevaron a perder mi dignidad de mujer, mi dignidad de ser humano. Solo el poder, solo el tener. Llegué a alcanzar la muerte del alma. La noche de Navidad de hace diez años, durante un rito, me dicen que hay una ciudad en Italia en la que puedo ir yo como líder, pero me dicen que tengo que demostrar mi pertenencia, mi afiliación. Y me dicen: "En Roma hay una joven, de nombre Chiara, que ha fundado hace poco tiempo una comunidad. Esta muy protegida por la Iglesia y para nosotros es un obstáculo. Si tu verdaderamente quieres pertenecer a nosotros y tener el poder, debes hacer una cosa: destruye Nuovi Orizzonti y mata a Chiara". Y acepté.
Parto para Roma la noche del 5 de Enero. Eran las 8 de la noche y Chiara estaba cenando. Toqué la puerta de la comunidad. Estaba segura de aquello que haría. Chiara cuenta siempre que en ese momento en su corazón escucho la voz de María que le decía: "Abre tú la puerta que es una hija mía que tiene una gran necesidad". Chiara se levantó y abrió la puerta y cuando abrió la puerta hizo una sola cosa. Me abrazó y me dijo: "Finalmente estás en casa". Es el abrazo que cambia mi vida. Un abrazo indeleble que llegó a mi corazón. Chiara me llevó a su habitación y hablamos un poco. Le entregué el arma y le dije: "Chiara, para mí ya no hay esperanza". Y me respondió: "Sí. Sí hay esperanza, porque el amor ha vencido a la muerte. Porque un hijo dio la vida por ti. Y Jesús te ama". Le dije: "Chiara, yo los conozco. Tengo pocos minutos. Ellos me matarán a mí y te matarán a ti". "No Ángela, no lo harán. Porque María te quiso en esta casa".
Llamaron a un sacerdote, pues obviamente la primera cosa por hacer era una buena confesión. Debido a las actividades en las que estaba involucrada no me pudieron dar la absolución inmediatamente. Escribieron a la Santa Sede, a la Doctrina de la fe, mi historia. Y un cierto cardenal Ratzinger en pocos días respondió: "Hoy la Iglesia está de fiesta porque un Hijo ha regresado a casa". Con un permiso muy especial la noche del 27 de Enero, en la capilla de las hermanas de la Madre Teresa en Roma, pude recibir la comunión, pude consagrar mi corazón al Corazón Inmaculado de María, y pude hacer votos de pobreza, obediencia, castidad y la alegría de Cristo Resucitado. Y ahí comenzó mi camino. Mi camino de sanación. Donde ninguno había conseguido sanar ciertas heridas, solamente el amor de Jesús.
Pero había todavía una herida que no había podido sanar, y era la falta de una madre… Y entonces un día Chiara me envía a abrir un centro de ayuda a la vida. Un centro para jóvenes madres y menores en riesgo. Me fui con el entusiasmo de abrir una casa. Pero después de poco tiempo, empecé a recoger un grito de dolor. Madres que habían dado a luz en cárceles, que no sabían leer ni escribir, habían firmado ciertos documentos y una vez dado a luz el niño, les era arrebatado. Y entonces me decían: "Sabes, hoy tendría un hijo, pero está en alguna parte, tiene 8 años, nunca lo he visto". Comencé a recoger el grito de dolor de mujeres que habían abortado y me decían: "Sabes, hoy tendría un hijo pero lo asesiné".
Por la noche, cuando llegaba frente a Jesús para entregarle todo este dolor. Empecé a escuchar una cosa en mi corazón: "Ángela, si hoy tú existes es porque tu madre dijo sí a la vida". Cuando se experimenta la misericordia de Dios, la primera cosa que se aprende es a no juzgar. Y yo no tenía ningún derecho de juzgar a mi madre. Porque si una madre llega a abandonar a un hijo es porque hay un gran dolor.
La ley italiana permite obtener información del propio origen. Encontré a mi madre. El 2 de Junio de 2004 partí para la ciudad donde ella vivía, para encontrarla. Y había dos partes de mí. Estaba la parte humana que decía finalmente podré llamar a alguien mamá. Pero había una parte operativa que me decía: Ángela, no sabes qué puedes encontrar allá. Mi error es que venció la parte humana. Pero el hombre propone y Dios dispone… porque pocos minutos después de encontrarnos, con una mirada que yo no le deseo ni a mi peor enemigo me dijo: "Tú para mi no has existido hasta ahora, no existes hoy, sal de mi vida". Yo no sé qué siente una madre cuando un hijo dice no al amor, pero les puedo decir lo que siente un hijo cuando una madre le dice no al amor…
Fue un gran dolor, regresé a Roma con Chiara y le dije: "Pero yo qué he hecho de malo a Jesús, trabajo para Él, por qué no me puede ayudar?", y Chira me respondió con una frase de Santa Teresa de Ávila a mi pregunta de por qué Jesús me trata así, me contestó: "Sabes, Ángela, a sus amigos los trata así". Y Santa Teresa había respondido: "Ahora entiendo por qué tienes tan pocos amigos"…
Chiara me dijo: "Escucha, Ángela, tienes 20 días de vacaciones, hay un lugar al que puedes ir. Este lugar es Medjugorje, toma tus vacaciones y ve allá". Era el periodo del aniversario. Y pensé: yo a Medjugorje no voy. Mejor me pagas las vacaciones a Croacia que tiene un mar estupendo y un día voy a Medjugorje. Y ella me dijo: "Te recuerdo que tienes un voto de pobreza y un voto de obediencia. Y por obediencia vas a Medjugorje". Así que vine a Medjugorje.
Llego a Medjugorje. Y me daban pena los peregrinos. Porque decía: al menos ellos podrían ir al mar y no van. Yo estoy obligada a estar aquí. Los primeros 10 días no quise saber de nada. El undécimo día, cerca de la tienda verde, pasa la vidente Marija me saluda y me invita a una aparición. Y de golpe, riéndome, le contesto: "Escucha, Marija, la Virgen tiene que venir a mí porque yo no me muevo". Me observó un poco sorprendida y me dice: "Ee todas formas vienes".
Era al día siguiente en el Oasis de la Paz, estaba lleno de gente. Yo llego a las 6:20 p.m. y había gente que llevaba 2 o 3 horas esperando. Y yo decía: para qué llegar tan temprano, de todas formas no la veo. Llego al Oasis, pasa Marija, me toma por el brazo y me lleva con ella dentro de la capilla del Oasis. Y empieza la aparición. Me hizo arrodillarme, ella estaba al lado de mí. Yo veía a todos los peregrinos, y decía: "¡qué buenos, como rezan!", pero mi corazón estaba cerrado.
Por otro lado pensaba, no se podía estar al lado a un personaje como Marija y no verse afectado. De repente la observaba y veía que movía sus labios de vez en cuando, y en ese momento ¿saben cuál era mi preocupación? ¿Pero ella con la Virgen habla en italiano o en croata? Quince días después le hice esta pregunta y me dijo que hablaba en croata.
Pero en cierto momento sucedió una cosa, y se lo dice la persona más racional que existe. Empecé a sentir un calor en el cuerpo, era un calor que me envolvía, era como si algo me abrazara, pero lo más increíble era como si fuera un transplante de corazón y subrayo la palabra transplante porque no era un corazón reparado, era un corazón nuevo…
Termina la aparición, y yo continuaba repitiéndome, Ángela no ha pasado nada. Y entre más lo decía mejor me sentía. Marija se levanta e hizo lo que hace siempre, explica lo que ha sucedido. Delante a todos dice: "He presentado a la Virgen todas las intenciones de oración, la Virgen ha orado por ustedes, los ha bendecido" y después delante a todos me observa y me dice: "La Virgen hace suyo el dolor que llevas, pero a partir de hoy sólo Ella será tu Madre".
Marija de mi historia no sabia absolutamente nada. Salí de la capilla, Marija me toma por el brazo y nos vamos a casa. Y aún sin convencerme le hago una pregunta: ¿Marija, estabas ahí, tú en la capilla me viste? Y ella sonriendo me respondió: "Yo no, pero la Virgen sí". Y desde aquel día he sentido a María en mi vida.
He descubierto que cada vez que tengo el rosario en las manos es María quien me toma de la mano. Aquella tarde aprendí otra cosa, que era cierto que hasta ese día había trabajado para Dios. Pero que María quería que trabajara con Dios. Y otra cosa bellísima es que si yo quería llegar a ser santa, debería tomar a María como modelo de santidad. Y para un carácter como el mío no era fácil. No era fácil vivir la obediencia de María. No era fácil vivir la humildad de María. No era fácil vivir el silencio de María. El silencio de María bajo la cruz. María estaba bajo la cruz.
Fue una experiencia bellísima. Porque descubrí que el dolor, puede ser transformado en amor por la humanidad. Cuando el Padre Ljubo me llamó, a través de Chiara, porque si hoy yo les hablo es porque me han autorizado a hacerlo, me imagino en el paraíso. Me imagino la Santísima Trinidad, con Maria, y los santos. ¡Cuantos se están formando en este momento!
Porque si aquella tarde yo dije que Dios no existe, después de 12 años puedo decirles que Dios existe. Por 8 años, viví en el silencio. Viví escondida. Pero hace 2 años, durante un capitulo general de la familia salesiana, Chiara y otras personas importantes me pidieron contar mi historia. Al principio tuve miedo. Pero cuando aprendes que la vida no te pertenece a ti, que la vida es un regalo..., hice este pacto con Jesús: "Jesús te ruego, si mi vida, mi historia, sirve a un solo joven a encontrar tu misericordia, daré mi vida por esto".
Queridos Jóvenes: no tengan miedo al sufrimiento. El sufrimiento existe. El mundo nos enseña que no existe. El mundo nos enseña a cubrir el sufrimiento. Pero Jesús nos ha enseñado a vivirlo con Él. Lo que tiene clavado a Jesús a la cruz no son los clavos sino el amor especial que tiene por cada uno de nosotros… Les ruego, como decía San Francisco, no permitan que el amor de los amores no sea amado. Llevemos el amor de Dios a todo el mundo. La Madre Teresa decía: somos gotas en el mar, pero tantas gotas hacen un océano.
Queridos Jóvenes: como decía San Pedro, yo no tengo oro ni plata. Queridos Jóvenes: todo lo que tengo me llega de la Providencia, ni siquiera este rosario, me lo han dado. Queridos Jóvenes: yo no tengo nada. A diferencia de San Pedro, yo no hago milagros. Pero les puedo decir una cosa: que hay un Dios que ha dado la vida. Que hay un Dios que nos ama. Que debemos experimentar la alegría. La alegría de Cristo resucitado. Ese pedazo de pan que nosotros adoramos, ese pedazo de pan con el que nos nutrimos. Ahí está realmente el cuerpo de Jesús. Y lo digo con un gran dolor, porque los satanistas creen más que nosotros que ahí está el cuerpo de Jesús. Nosotros tenemos que empezar a creer. Tenemos que empezar a vivir a Jesús. San Pablo decía, no soy yo quien vivo, es Jesús quien vive en mí.
Entonces jóvenes, ya saben donde está la verdadera libertad. Está en una sola palabra, la verdadera libertad está en la obediencia. Y lo repito, no escapen al sufrimiento. Llévenlo con Jesús, y entonces ese sufrimiento se transformará en amor. Me despido con una frase de Edith Stein. Cuando Edith Stein se convirtió le preguntaron: ¿por qué te convertiste a la religión católica? Y ella respondió: "Porque busqué el amor y encontré a Jesús".
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