El
Guernica: la obra maestra de Picasso.
El Guernica es un óleo sobre lienzo de 349 x 777 cm. y fue encargado por el gobierno de la República Española a Pablo Picasso, para el Pabellón de Euskadi en la Exposición Internacional celebrada en París en 1937.
Si bien la idea propagandística de los republicanos era manifestar la oposición al alzamiento nacional y a la guerra que éste había provocado, Picasso no empezó a pintar el cuadro hasta que se produjo el bombardeo, como sugerencia del poeta surrealista español residente en París, Juan Larrea.
Para realizar esta obra Picasso recurrió a las fotografías que se publicaron en los periódicos de la época, las que reflejaban a la ciudad ardiendo y, con ellas, hizo una composición utilizando solamente el blanco, el negro y el gris; siendo los dos primeros el testimonio alegórico de los muertos en el bombardeo.
La elaboración del cuadro comienza el 1 de mayo de 1937 y podemos ver su evolución gracias a las fotografías que tomaba su entonces amante, Dora Maar. Desde los primeros bocetos, aparecen todas las figuras de la obra final: el toro, la mujer con la luz, el guerrero en el suelo, el caballo. El 8 de mayo introduce a la madre con el niño, y el caballo muerto que cae sobre el guerrero. El 11 de mayo empieza a pintar sobre el lienzo definitivo hasta el 4 de junio.
La composición está distribuida a modo de tríptico, ocupando el panel central, un caballo agonizante. En total el cuadro reproduce seis seres humanos y tres animales. Picasso encuadra los grupos en dispositivos triangulares, de los cuales, el más importante es el central. En la parte superior de este triángulo, aparece una especie de tulipa en perspectiva en cuyo centro, Picasso situó una bombilla eléctrica. La base del triángulo central está señalada por el cuerpo caído del guerrero muerto, un cuerpo desmembrado, descuartizado, que se convierte en un símbolo visual de la matanza. El brazo de la derecha, que acaba también sosteniendo una flor, agarra la empuñadura de una espada rota, mientras el otro brazo termina en una mano fuerte y callosa.
La cabeza del guerrero fue redondeada, y tiene los ojos desmesuradamente abiertos. Las órbitas oculares del toro y del guerrero, pertenecientes a entes masculinos, son óvalos con los extremos apuntados; los de las mujeres de ambos laterales con forma de lágrima, expresan el sufrimiento femenino; los ojos de las dos hembras restantes y los de la yegua están constituidos por un círculo con un punto central, y representan una dolorida sorpresa.
La madre con el niño muerto posee un rostro desgarrado, y junto con sus ojos, el otro componente esencial para la expresión del dolor, es la boca desmesuradamente abierta, de la que sobresale una lengua afilada.
Picasso nunca dejó de poner al pie de sus obras la firma y la fecha en que las terminó. Sin embargo, en el Guernica no se encuentra este detalle. Esto puede ser interpretado como que el autor pretendió con la omisión, imprimirle a la obra una dimensión atemporal.
Con esta obra Picasso muestra un compromiso político e ideológico que refleja no sólo la crueldad de una masacre concreta, sino que se convierte en un alegato contra la injusticia de la guerra y contra la barbarie propia del fascismo y el nacional-socialmismo que más adelante azotaría toda Europa.
Desde 1981 el cuadro está instalado en el Museo Reina Sofía de Madrid, ya que la voluntad de su autor fue que no pisara suelo español hasta la muerte de Franco, que se produjo en 1975.
"En la pintura mural en la que estoy trabajando, y que titularé Guernica, y en todas mis últimas obras expreso claramente mi repulsión hacia la casta militar, que ha sumido a España en un océano de dolor y muerte".
Pablo Picasso, 1937.
(texto: Pensión Madariaga)
Índice 
