SANTO HERMANO PEDRO DE BETANCURT
A pesar de no ser guatemalteco de nacimiento, este hombre de espíritu fuerte y profundamente identificado con la necesidad de los pobres, ha dejado un legado que mueve, en buena parte, la vida religiosa del país. Pedro de Betancur, nacido en el pueblo de Vilaflor, Islas Canarias, España, fue declarado Venerable por el Papa Clemente XVI, el 25 de julio de 1771, justificando sus virtudes teologales y morales. Sin embargo, no es hasta tres siglos mas tarde (22 de junio de 1980) que es beatificado y posteriormente el 30 de julio de 2002, es declarado santo al ser canonizado en la última visita de Juan Pablo II a Guatemala.
Su Historia
En los albores de la colonia en América, a mediados del siglo XVII, llega a Guatemala un hombre cuya visión del amor al prójimo cambiaría el concepto de caridad. Nació el 19 de marzo de 1626 y fue bautizado el 21 del mismo mes, en la parroquia de San Pedro, en Chasna, de Vilaflor. Pedro fue hijo de Amador González y Ana García. La línea paterna desciende del caballero normando Maciot de Betancur, señor de Lanzarote. Después de la muerte de su padre, su madre hace planes de matrimonio para él. Sin embargo, desde el día en que escucha de un pariente suyo, Fray Luis de Betancur, hablar de América, de sus selvas y de sus indios, solo sueña con viajar a Honduras y entregarse a la evangelización de los nativos. El joven confía a una tía suya su inquietud de viajar a las "indias" y ella le aconseja seguir los dictados de su conciencia: "Debes salir al encuentro con Dios, como Pedro sobre las aguas". Estas palabras hacen que el joven tome la determinación de ir al Nuevo Mundo. Se dirige, al Puerto de Santa Cruz de Tenerife, desde donde emprende su viaje a América
En una carta a su madre explica sus razones: "un amor mayor y un servicio más comprometido me impulsan a dejarlo todo".
Desembarca en La Habana en 1649, a la edad de 23 años. Dos años después sale hacia Honduras como mozo para pagar su pasaje. Durante su viaje padece de fiebres que hacen peligrar su vida, por lo que la tripulación decide dejarlo en la playa donde lo encuentra un pescador que le habla de Guatemala.
Al recuperarse camina de Trujillo a Guatemala, y llega a Santiago de los Caballeros el 18 de febrero de 1651. Se cuenta que al entrar en la ciudad besa el suelo como agradecimiento. En ese momento se produce un fuerte temblor que interpretó como una señal del cielo.
En Guatemala
De 1651 a 1653 trabaja como tejedor en los telares de Pedro de Almengor, estudia para sacerdote en el Colegio de la Compañía de Jesús hasta 1654, y el 8 de diciembre firma con su sangre el juramento de defender hasta con su propia vida la inmaculada concepción de María.
Sin embargo, uno de los requisitos para ser sacerdote era hablar el latín, y al reprobar un examen fue rechazado.
Ingresa a la orden terciaria de los franciscanos. En la iglesia El Calvario funda la Orden de Hermanos de Belén.
El 14 de enero de 1655, recibe el hábito exterior de Terciario, y ejerce el oficio de sacristán en El Calvario lugar donde se dedicaba a la oración.
El 24 de febrero de 1658 compra la casa de María de Esquivel, por 40 pesos, que la convierte en sala de enfermería por la noche, y oratorio y escuela para niños pobres, de día.
A esta casa la bautiza con el nombre de Nuestra Señora de Belén, primera escuela gratuita de alfabetización de Centroamérica, y primer hospital de convalecientes en las colonias de España en América.
El 18 de abril de 1667, el Hermano Pedro vuelve a padecer fiebres muy altas, que lo postran. Su estado de salud se deteriora de tal forma que decide dictar su testamento donde solicita ser enterrado en el convento de San Francisco.
A los 41 años, el 25 de abril de 1667, a las 14 horas en el Hospital de Belén, mirando un cuadro de San José exclama": Esta es mi Gloria", y expira.
Al morir, deja su obra a cargo de Fray Rodrigo de la Cruz , anteriormente Rodrigo Arias de Maldonado, marqués de Talamanca y ex gobernador de Costa Rica.
Ocho días después de su muerte llega a Guatemala la Real Cedula , que doña Mariana de Austria, reina gobernadora, regente de Don Carlos II, había expedido el 10 de noviembre de 1666 otorgando la autorización para la fundación del Hospital de Belén.
El 20 de agosto de 1667, el obispo Don Payo de Rivera, aprueba las primeras constituciones de los hermanos seguidores de las obras. Con este acto nace jurídicamente la nueva orden de los Hermanos Betlemitas.
UN NIÑO DE CINCO AÑOS, ORIGINARIO DEL MISMO PUEBLO DEL HERMANO PEDRO, SANÓ MILAGROSAMENTE DE UN CÁNCER
Adalberto González Hernández nació en el mismo pueblo del Santo Hermano Pedro de Betancur, en Vilaflor, Tenerife, España. A los 5 años de edad padecía un tipo de cáncer, pero luego del rezo de una novena al entonces beato, su enfermedad desapareció milagrosamente. Después de los dolores que sentía en el cuello, los médicos le pronosticaron una especie de cáncer en los ganglios, cuyo nombre científico es Linfoma Linfoblástico Difuso, de variedad Burkitt.
Familiares y amigos de la comunidad de Vilaflor rezaron una novena al Hermano Pedro de Betancurt para pedirle por la salud de Adalberto. Esto sucedió en 1985
Como muestra de fe, el niño pidió que pusieran flores en la Cueva, lugar donde se dice que Pedro de Betancur pastoreaba sus ovejas y donde actualmente se venera una imagen suya.
Albertico, como se le conoce sintió mejoría a partir de las oraciones, y más alivio cuando una monja betlemita le colocó una reliquia del beato en el área afectada.
Tres meses después había sanado de manera sorprendente. Entre 1988 y 1996, en la Diócesis de San Cristóbal de La Laguna, Tenerife, se instruyó el proceso sobre este milagro para pedir la canonización del Hermano Pedro.
El 11 de abril de 1996, la Consulta Médica Pontificia reconoció que la curación se verificó por causas extramédicas, pero la comisión Teológica consideró que la misma no fue instantánea y no la reconoció como milagro, sino como "duradera y perdurable". No obstante, fue suficiente para proceder a la canonización.
Hoy, Adalberto tiene 22 años. Es un joven bastante tímido y reservado, y según se sabe tiene novia y lleva una vida normal.
180 Testimonios
En el proceso para la canonización del Hermano Pedro fueron escuchadas 180 personas, a quienes por experiencia de "visu", es decir testimonio ocular, o de "auditu", testimonio escuchado, han testificado y declarado sobre la vida, virtudes y milagros del Hermano Pedro.
Sus testimonios fueron recopilados y examinados tanto por médicos expertos como representantes de la Iglesia Católica.
La comprobación de la curación milagrosa de Adalberto paso por ese riguroso proceso de verificación por parte de la Comisión Médica Pontificia.
La Iglesia Católica ha sido celosa al emitir comentarios o fallos acerca de los milagros. Regularmente, establece cierta cautela y un límite de tiempo prudencial para declarar como milagro algún hecho sobrenatural.
Ejemplo de ello es que en los archivos del Vaticano se guardan miles de testimonios que no llenan las calidades para ser incluidos en una causa milagrosa.
De hecho, la Iglesia Católica utiliza el método científico para evitar errores y fallos apresurados.