Conviertete y Cree en el Evangelio.
Homilia para Miércoles de Ceniza, 6 de Febrero de 2008
de P. Roberto Mena, ST
Hoy comienza la Cuaresma tiempo de penitencia, tiempo de conversión. ¡Qué paradoja! lo que tenía apariencia de vida traía la muerte y lo que parece mortificación nos trae la gracia de la salvación.
Dentro de unos minutos quedaremos marcados en la frente como los salvados del Apocalipsis y el sacerdote dirá: "Acuérdate que eres polvo y al polvo volverás"o "Conviértete y Cree en el Evangelio"" no es un grito pesimista, sino de sabiduría y realismo. Estas palabras nos recuerdan nuestra verdadera condición de criaturas. Venimos de la tierra, somos poca cosa. Nuestra vida es breve y después de nuestra muerte nuestro cuerpo volverá a la tierra.
La Cuaresma es el tiempo bueno que Dios nos concede para vivir nuestro cristianismo sin hipocresía, para orar sin ostentación, para sacrificarnos y ayunar sin exhibicionismo. Los aplausos terminan pronto. ¡Esta podría ser la última cuaresma de nuestra vida! No olvidemos que la fogata que se apaga, deja solo un poco de humo y un montoncito de cenizas.
¡Cuántos frutos podemos sacar si meditamos sobre el simbolismo de la ceniza! Las palmas del domingo de ramos del año pasado, que sirvieron para proclamar las glorias de este mundo se queman para convertirse en un signo sacramental. Es una llamada a la humildad, a comprender nuestros límites, a ver que todo es provisional.
En Europa, cuando se congelan las carreteras se esparce ceniza sobre el pavimento para no resbalar ni caer. Lo mismo pasa con la mortificación y los sacrificios cuaresmales; tienen la función de impedir el pecado, evitar las tentaciones, mantener seguro el camino.
El cristiano hace buenos propósitos cuaresmales, que van desde pequeños sacrificios como abstenerse de golosinas, diversiones, caprichos, hasta el ejercicio generoso de la caridad fraterna. Lo más importante será la lucha que mantenga contra el pecado, la recepción frecuente de los sacramentos y el ejercicio de las virtudes cristianas. Comencemos este período con buen ánimo, acompañando a Jesucristo.
Y no lo olvides: Con la ayuda de Dios tú puedes sacudir tu modorra, cambiar el ritmo de tu vida, mirar con ojos nuevos el mundo y las cosas. Que sea, pues, un tiempo de gracias y bendiciones abundantes de Dios. Así sea
Padre Roberto Mena, S.T.
jrmenazel@hotmail.com