ME SIENTO MAL
Fr,Eusebio Gómez Navarro. O.C.D
Una joven había tomado clases de ballet durante toda su infancia, y había
llegado el momento en que se sentía lista para entregarse a la disciplina que
la ayudaría a convertir su afición en profesión.
Deseaba llegar a ser primera bailarina y quería comprobar si poseía las dotes necesarias. Por eso se dirigió al director y le dijo: Quisiera llegar a ser una gran bailarina, le dijo, pero no sé si tengo el talento que hace falta. Dame una demostración, le dijo el maestro. Transcurrido apenas cinco minutos, la interrumpió, moviendo la cabeza en señal de desaprobación. No, no tiene usted condiciones.
La joven llegó a su casa con el corazón desgarrado, arrojó las zapatillas de
baile en un armario. Años después asistió a una función de ballet, y a la salida se topó con el viejo director a quien le dijo: Hay algo que nunca he terminado de entender. Cómo pudo usted saber tan rápido que yo no tenía condiciones de bailarina?
Ah, apenas la miré cuando usted bailó delante de mí, le dije lo que siempre le
digo a todas, le contestó.
Pero eso es imperdonable! Exclamó ella, arruinó mi vida, pude haber llegado a ser primera bailarina!
- No lo creo, repuso el viejo maestro. Si hubieras tenido las dotes
necesarias, y una verdadera vocación para bailar no habrías prestado ninguna atención a lo que yo dije.
Las frustraciones suelen llevar a abandonar los mejores propósitos. Me siento mal, dicen muchas personas y, lo más curioso, es que, muchas veces, no saben el por qué.
¿Quién puede definir el amor, la alegría, la depresión, la serenidad de espíritu, la tristeza…? Son conceptos difícilmente descriptibles. Se experimentan, se disfrutan o se padecen, pero no es posible definirlos.
Simplificando mucho el tema, podemos considerar que “una emoción o
sentimiento es un estado de ánimo que experimentamos en un momento dado como agradable o desagradable”(R. J. Álvarez). El sentimiento hace referencia a algo perdurable, mientras la emoción se refiere a algo más instantáneo.
El origen o la raíz inmediata de cada sentimiento concreto, según la psicología cognitiva, se encuentra en el significado específico que cada individuo atribuye a sus propias experiencias. De este modo se resalta el papel de cada uno en la génesis de sus personales emociones.
Hay dos clases de emociones: emociones agradables y emociones desagradables. Buscaremos las maneras de que disminuyan o desaparezcan las emociones desagradables y de que aumenten o se favorezcan las emociones agradables.
La causa de las emociones, normalmente, es múltiple. Podemos describir una triple fuente de estados emotivos:
- La primera fuente reside en la estimulación directamente física de una parte cualquiera del organismo.
-Un segundo canal está constituido por los propios procesos sensorio-motores: las percepciones sensoriales de cada uno y la actividad del propio organismo.
-La tercera fuente está en el pensamiento y el deseo.
La inmensa mayoría de la gente cree a pies juntillas que sus emociones vienen causadas por los acontecimientos exteriores, por los estímulos que reciben de su entorno. La verdadera causa la encontraremos en esas frases interiores que se repite a sí mismo y que expresan su percepción, su visión, su valoración de la situación.
Las emociones pueden ser adecuadas e inadecuadas. Adecuadas son las positivas (como la alegría) o negativas (tristeza). Las emociones inadecuadas provienen, en cambio, de una evaluación distorsionada de la realidad. La distinción entre adecuado o inadecuado puede residir en aprender a distinguir entre preferencias e imperativos.
- Tristeza-depresión. Si bien mucha gente confunde ambos términos, se trata de emociones claramente distintas. La tristeza se refiere a una emoción adecuada, no distorsionada; es un sentimiento pasajero y, por lo tanto, tiene un límite temporal.
- Ansiedad y miedo. La ansiedad se ha considerado no sólo una emoción universal, en mayor o menor medida cada persona la sufre en algún momento de su vida o a diario. Pero en particular los clasificados como “neuróticos” viven constantemente bajo el signo de la ansiedad (fobias, alteraciones psicosomáticas, pensamientos obsesivos…). La ansiedad o miedo proviene de una amenaza que siente la persona.
- Ira. El enfado, la cólera, la ira, la furia, podrían ser gradaciones de un fuerte estado emocional. Cada uno de estos sentimientos puede variar en el grado de manifestación o de percepción en cada sujeto, a lo largo de un continuo que va, desde lo más normal y común, hasta grados más patológicos.
La ansiedad puede manifestarse en formas neuróticas, a través de múltiples fobias, completamente irracionales, hacia los objetos más insospechados: escaleras, objetos afilados... Otras manifestaciones más graves son el estado paranoide, la hipomanía y la esquizofrenia.
Una persona de fe tiene que tener en cuenta las emociones, inclusive, a veces, necesitará la ayuda de profesionales, pero no tiene que dejarse llevar de las emociones negativas.