El perdón.

Y nosotros así somos con el Señor, cada vez que caémos en la misma falta pedimos que nos perdone y Él lo hace, ¿No debemos perdonar hasta "70 veces siete"?, junto con el perdón va de la mano el dialogo de familia, hacerle ver en éste caso lo mucho que hace sufrir a su propia familia.
Algún día entenderá. Primero Dios.

No se trata de ser tontorrones ni condescendientes...Quizá su error fue transigir demasiado en un principio, permitir que el ofensor se acostumbre a poder obrar con total impunidad. Reprenderlo es un acto de caridad, cambiar de actitud, pero, ¡cuántas de esas correcciones han tenido muy poco de fraterno!. Han sido desahogos temperamentales, huídas, descargas de nervios.
Nuestro perdón no significa aprobar el comportamiento del otro o darle la razón en su injusticia. Perdonar es buscar el bien del otro, es cambiarlo con nuestro cambio, es señalarle sus errores por muy repetidos que estos sean, es modificar mi complicidad que permite que la otra persona me agreda......finalmente, es confiar en la oración a Aquel que puede hacer y cambiar lo que nosotros creemos imposible.

La doctrina del pecado original tiene un aspecto consolador. No he sido yo quien inventó el pecado. Antes de pecar yo, han pecado contra mí, antes de ser verdugo he sido víctima.
Y esto que vemos tan claro en nosotros hemos de aplicarlo también a las personas que nos cuesta perdonar. No son monstruos, son sencillamente pobres hombres como yo. La única manera de hacer desaparecer el rencor será transformándolo en compasión.

Jesús, en la cruz, golpeado y condenado injustamente, sintió lástima de los que lo crucificaban. Les vio más como víctimas que como verdugos y por eso pudo orar al Padre diciéndole: "Padre, perdónales porque no saben lo que hacen" (Lc. 23, 43).
¿Cuántos perdones no nacen del amor sino del egoísmo!. Perdonamos condicionando el perdón...."Te perdono pero aléjate de mí.....te perdono pero te abandono a tu suerte......te perdono pero tienes que cambiar en esto o en aquello.....te perdono pero no quiero saber más de ti porque sin ti mi vida es más cómoda y más fácil..."
Pobre Virginia.....es la centésima vez que perdona pero aún no ha llegado a las setenta veces siete de las que el Señor nos habla......Ya se cansó de perdonar.....Albertito ya no es el buen mozo con el que se casó, ahora es un amasijo de defectos, apestosamente alcohólico, desobligado......"lo perdonaría si cambiara"-piensa ella-..........
¿lo habrá perdonado alguna vez?......no parece ser perdón auténtico, sino tolerancia...........toleró sus excesos y vive las consecuancias, pero la tolerancia tiene un límite.
Y ahora "legalmente" libre...¿quién le perdonará a ella su debilidad, su complicidad, su tolerancia....su "no amor"?

........................Eli (recordando al P. M. Moreno)

Me parece que éste aporte da una visión cristiana del perdón muy matizada y muy centrada. Gracias.
En nuestro caso de Alberto, por lo regular, el alcoholismo va progresando; los problemas económicos se agudizan; la violencia, a veces, va en aumento. Siento que independientemente del asunto del perdón, habrá que tomar medidas: la separación puede imponerse como posible "salida". La esposa y los hijos están muy marcados sicologicamente por la situación. Alberto necesita de repente ingresar en una institución de desintoxicación. E integrarse en un grupo de acompañamiento. No siempre el alcohólico acepta serlo. Se rehusa a buscar como salir de su problema y podemos encontrarlo tirado en la calle. Además, por su falta de sentido de responsabilidad, hará sufrir a los suyos reproches y culpabilización. Me parece justificada una separación como solución radical. La esposa y los hijos tienen derecho a una vida normal. Claro que admito lo triste de ésta situación.

Pero, ¿cuál es una vida normal?, la separación de los padres también significa una lesión psicológica muy fuerte, ¿será que después estos niños no sufren con un padrastro?.
Creo que la buena comunicación hecha un hábito en toda nuestra vida es signo de amor y respeto a los demás y seguro que nos evitará problemas mayores.