CONVERSIÓN
Fr.Eusebio Gómez Navarro O.C.D
Los tiempos nuevos en que vivimos son, como un desierto donde vemos la falta de vida. Florece el odio, la violencia y la muerte, la inmoralidad, la injusticia y el desprecio a la vida. Parece “la hora del poder de las tinieblas” (Lc 22,51). El pecado, cualquier clase de dependencia, atan y conducen a la muerte. El Dios de la vida nos invita continuamente a dejar los caminos que conducen a la perdición, y a convertirnos, a abrir los ojos a la vida.
Vivimos enfrascados en nuestro mundo, lejos de Dios y del hermano, bien por nuestra debilidad o por ignorancia…. somos conscientes de que murmuramos, engañamos… y cuando permitimos que Dios y el hermano entren en nuestra vida, nos volvemos hacia ellos, y correspondemos a su amor.
Es necesario abrirnos al Señor. Abrir los ojos para contemplar a Cristo, en sus diversas presencias, abrir los oídos para escuchar la palabra y abrir el corazón para acoger al que pide posada. Tenemos que sentir la necesidad permanente de renovarnos, de convertirnos, de estar al día, de cambiar de actitudes.
Dios está llamando continuamente a la conversión, a dejar los ídolos, a volver a él, a reconocernos pecadores y a optar por él. Lo que cuenta es la conversión del corazón que hace que uno vuelva a ser como un niño pequeño y el esfuerzo continuo por “buscar el reino de Dios. La conversión es un proceso, pero exige una decisión, una “determinada determinación” para empezar a caminar y no volver atrás.
En el ser humano, por desgracia, pasa como a los gatos de Maimónides. Cuentan que Maimónides, un sabio rabino, argumentaba que la naturaleza de los seres humanos era inmutable.
En el Palacio real amaestraron a unos gatos para que sirvieran la cena y la gente se reía de Maimónides por el logro conseguido. .
El rabino sacó de entre sus ropas una jaula con ratones. Abrió la jaula y salieron los ratones. Los gatos, olvidando su instrucción, se lanzaron tras ellos derribando copas y platos, despojándose de los ridículos uniformes que les molestaban en la carrera.