El Objeto y el Concepto del Arte -Parte I

Hola, pongo a disposición de ustedes este trabajo preliminar de una investigación sobre Arte y Psicoanálisis, en específico sobre el cambio en los estatutos del objeto y el concepto en el arte contemporáneo. Todos los comentarios son bienvenidos, y si esta reflexión produce alguna discusión creo que sería de lo más enriquecedor para todos. Saludos.

… [...] En esta misma línea, en la que la obra de arte nos muestra algo que hasta entonces pasaba desapercibido y nos conmueve, nos acercaremos a movimientos del arte que reflejan esto en la medida en que entran en juego el objeto y el concepto del arte.
Vamos a referirnos a las tendencias objetuales y conceptuales en el arte, como aquellas en las que se realiza una sustitución de la realidad objetiva por la realidad propia del mundo de los objetos, capturándonos así en una participación mental directa de la obra. El arte en el S. XX parece originarse bajo la tendencia del todo objeto o ningún objeto. Un cuadrado negro sobre un fondo blanco que no remite a nada, por un lado, y por el otro, una rueda de bicicleta, objeto que no podría ser más común, son dos grandes perturbaciones del arte que van a conmocionar al mundo y que nos remiten a Z. Malevitch y Marcel Duchamp, sus creadores

En el año de 1915, en su intento de liberar al arte del mundo de los objetos, Malevitch cortará de forma decidida las ataduras de la representación. A través de su recorrido por el interior del mundo objetivo, buscando la esencia de la creatividad, Malevitch encuentra su “Cuadrado negro”. Pero en esta obra compuesta de un cuadrado negro sobre fondo blanco, simple, no tan bien pintado, de tela y madera, que no tiene referente en el mundo, que es igual a nada de la naturaleza, lo que Malevitch expresa no es en verdad un cuadrado...


Habiendo quitado del cuadro toda imagen, todo referente simbólico e incluso la técnica elemental, desnudando por completo la pintura, ¿qué es lo que queda?... ¿una retirada de la realidad? No, el cuadro no se aparta del mundo, sino de la semejanza imaginaria; no busca liberarse del objeto sino de la imagen. Por eso, para Malevitch lo que queda ante todo es un enigma… enigma que sin duda convoca a sus espectadores a participar como sujetos implicados en lo que ven, y que conduce a descubrir algo que la obra muestra. De hecho, esta obra y también las de Duchamp nos invitan a dar con ellas un paso más, a penetrar con nuestra vista y dejarnos mirar por ellas.

Por su parte, a partir de 1923 y dejando inconclusa su obra El Gran Cristal, Duchamp abandona la pintura y comienza a fabricar “objetos de arte” conocidos como readymades, dando el paso decisivo en su aproximación conceptual al arte. En las diferentes declaraciones que Duchamp hiciera en relación a los readymades, siempre aparece el aspecto de la elección, que se convierte para él en estatuto del arte. Al elegir un objeto para un ready made, Duchamp no se dirige a cualquier objeto, sino a objetos en serie, productos industriales, que ya tienen una función utilitaria y mundana.



La Rueda de bicicleta, fabricada en 1913 y considerada como la obra de contribución más importante a la escultura del Siglo XX, se trata tan solo de un objeto, una simple rueda montada de manera invertida sobre un banco de cocina que Duchamp arranca de una serie de iguales y le pone su firma, declarándola obra de arte. Con esta operación, no sólo retira a un objeto de su uso, sino también su significación. Al tomar uno de estos objetos y llamarlo obra de arte se le exhibe con un sentido inédito que está más cerca del sinsentido. ¿Qué es una rueda de bicicleta? –Una obra de arte…. Nos encontramos de pronto ante objetos que hacen preguntas, y la pregunta de esta rueda desconcertó a todo el siglo XX...



Observando la Rueda vemos algo más allá, algo que llama nuestra atención. La rueda aparece desnuda, en bruto, sin su neumático, lo cual agrega cierta complejidad. Esta ausencia no sólo describe la inutilidad de la rueda, sino que la cámara de aire que falta es un objeto lleno de vacío. Así, este readymade apunta a lo que no está en la rueda, a lo que la completa en tanto rueda. De la misma forma, el Escurridor de botellas o escurrebotellas, al exhibirse sin botellas, ¿no alude primero sino a lo que no está?, ¿y qué sucede con La Fuente/Fountain?...



En cuanto a la pintura, Duchamp descubrió que le interesaba solamente como una herramienta de tipo intelectual. Actualmente, se entiende que la mayoría de sus pinturas cubistas fueron tan sólo experimentos y ensayos preliminares para “El Gran Cristal”, su obra maestra, en la cual trabajó de 1913 a 1923.



El Gran Cristal representa en sí una estructura de zonas en constante cambio; parte pintura sobre vidrio y parte maquinaria fantástica, la obra sugiere tanto una perspectiva del arte como una perspectiva del mundo. De acuerdo con las propias notas que Duchamp preparó para “La Caja Verde ” (1934), el Gran Cristal es la demostración de la posibilidad de separar el objeto de su significado. Con esta operación, Duchamp parece buscar algún proceso, alguna relación abstracta, muy similar de la que se ocupaba la semiótica clásica. Sin embargo, es claro que usó esta obra para articular un problema de importancia aún más fundamental en el arte: la participación y responsabilidad del espectador.
En 1934, cuando el Gran Cristal se encontraba tan deteriorado que ya no podía exhibirse, a manera de reemplazo Duchamp elaboró una reproducción de la obra en una edición de 320 copias a la cual llamó Caja Verde. Esta caja incluía la reproducción de las notas en papel rasgado donde documentaba el desarrollo, dibujos y fotografías del Gran Cristal. Este readymade se basa en el mismo principio que los anteriores y que Duchamp abstrae de la ambivalencia de la vida, la tensión producida entre presencia y ausencia. Tal como ocurre en la fotografía y el video, que evocan algo que de hecho no está ahí. En la ausencia emerge una dimensión en la cual se deja atrás la realidad original.


Así, los ready-mades de Duchamp, y no sólo este trabajo, permanecen como los orígenes de un “arte más allá de todos los géneros”, y la actividad del propio Duchamp como mediadora en este proceso, al interpretar la vida y el trabajo creativo del artista de manera inseparable. Desde esta perspectiva, en palabras de Duchamp “cada segundo que transcurre de nuestras vidas, cada respiro, es una obra de arte, obra de arte que encuentra su expresión en ningún lugar; y que ya no se reconoce visualmente, ni cerebralmente, pero que representa en vez de esto, una incesante euforia” (Duchamp, citado en Cantz, 1999).

Brillante presentación sobre el sujeto del arte actual. Me falta el conocimiento para poder contestar inteligentemente. Pero me ayudó Jonathan a comprender mejor lo que pasa actualmente en el mundo del arte. Lo voy a debatir con mis conocidos y enviarles a ver el presente artículo. Gracias.