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 LOS PROFETAS

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Angel
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MensajeTema: LOS PROFETAS   LOS PROFETAS EmptyJue Feb 15, 2007 8:48 am

LOS PROFETAS


OBJETIVO: Definir qué es un profeta y cuál es su misión, para que tomemos conciencia del papel profético que tenemos hoy en la Iglesia.


HECHO DE VIDA:

Pedro es un joven sacerdote. Su ordenación causó muchas expectativas en su pueblo natal, pues era la primera vocación sacerdotal de su comunidad. Toda la gente soñaba con verlo, tocarlo y oírlo. Muchos esperaban que él traería la solución a todos los problemas de su tierra.
Llegó el día de su primera Misa. La gente con alegría y júbilo se congregó en el Templo para escucharlo. Pedro dijo cosas que consolaron y fortalecieron la fe de los habitantes del pueblo. Pero hubo palabras que desagradaron a ciertos oídos cuando se refirió a los intereses de los gobernantes y poderosos que no permiten el progreso del pueblo.
Ahora Pedro es considerado como un personaje “no grato” y “peligroso”, un sacerdote revolucionario. Sus palabras las han echado al olvido.

Preguntas para compartir:

 ¿Qué suele esperar la gente de los que hablan en nombre de Dios?
 ¿ Qué actitud tomamos nosotros ante quienes nos dicen la verdad?
 Los profetas hablan abiertamente y sin miedo ¿ te sientes tú un profeta verdadero?
 ¿Puedes mencionar algunos profetas de hoy? ¿Por qué crees que son profetas?

LECTURA BÍBLICA: Hb 11,32-40

CONTENIDO DOCTRINAL:

El surgimiento de los profetas es un elemento particularmente característico en la vida del antiguo Israel. Si bien el fenómeno de la profecías no se limita a Israel, pues en grados diversos y formas variables, las grandes religiones de la antigüedad tuvieron hombres inspirados que afirmaban hablar en nombre de su dios, sin embargo, en ninguna parte adquirieron los profetas una importancia tan grande como en Israel.

1. Etimología y definición:

Deriva del sustantivo hebreo nabî’ (= profeta), cuya raíz tiene una doble significación: “llamar”, “anunciar”. El nabî sería “el llamado” o “el que anuncia” . Ambos sentidos expresan lo esencial del profetismo israelita.

¿Quiénes son los profetas ?

Los profetas son hombres que se han encontrado con Dios, lo han reconocido en su vida y han experimentado su fuerza. El punto de arranque de toda vocación profética es una experiencia profunda de Dios. En un momento de su vida fueron llamados de un modo irresistible por Dios y elegidos como mensajeros suyos. Esta palabra que les llega es más fuerte que ellos y no la pueden acallar:

“Entonces escuché la voz del Señor, que decía:
- ¿ A quién mandaré?, ¿ quién irá de nuestra parte?
Contesté:
- Aquí estoy, mándame.” (Is 6,8 )

“Ruge el león, ¿quién no temerá?
Habla el Señor, ¿quién no profetizará?.” (Am 3,Cool
“Me sedujiste, Señor, y me dejé seducir ; me forzaste , me violaste.
Yo era el hazmerreír todo el día, todos se burlaban de mí.
Si hablo, es a gritos, clamando “¡ violencia, destrucción!”,
la palabra del Señor se me volvió escarnio y burla constantes ,
y me dije: No me acordaré de él, no hablaré más en su nombre.
Pero la sentía dentro como fuego ardiente encerrado en los huesos:
hacía esfuerzos por contenerla y no podía.” (Jr 20,7-9)

Los profetas tienen conciencia del origen divino de su mensaje, por eso, avalan y refrendan lo que dicen con la firma de Dios: “ Así habla Yahvé”, “ Palabra de Yahvé”, o bien “Oráculo del Señor”.
El mensaje divino puede llegar al profeta de muchas maneras: en visión, por audición o por inspiración interior (así pueden entenderse las fórmulas: “ la palabra de Yahvé me fue dirigida”,
“palabra de Yahvé a ...”. Así mismo, el mensaje recibido es también transmitido en formas igualmente variadas: fragmentos líricos, relatos en prosa, oráculos, sermones, parábolas, cantos amorosos, sátiras, lamentaciones fúnebres, etc. Esta variedad en la recepción y expresión del mensaje depende en gran parte del temperamento personal y de las dotes naturales de cada profeta, pero encubre una identidad fundamental: todo verdadero profeta tiene viva conciencia de no ser más que un instrumento, de que las palabras que profiere son y no son suyas a la vez. Tiene la convicción inquebrantable de que ha recibido una palabra de Dios y que debe comunicarla. Tal convicción se funda, como ya se ha dicho, en su experiencia profunda con Dios.
El profeta es un mensajero y un intérprete de la palabra divina, es el hombre de la fidelidad a la ley de Dios. No es un predicador del “porvenir”, desea más bien “prevenir” contra los peligros mortales que proceden del abandono de la fe.
Su mensaje atañe al presente y al futuro. El profeta es enviado a sus contemporáneos, les transmite los deseos divinos, pero en cuanto es intérprete de Dios, se halla por encima del tiempo, y sus “predicciones” vienen a confirmar y prolongar sus“predicaciones”. Puede anunciar un acontecimiento próximo como señal cuya realización justificará sus palabras y su misión, prevé el castigo como sanción de las falta que fustiga, y la salvación como recompensa de la conversión que pide.
Los profetas fueron enviados para manifestar la voluntad de Dios y ser ellos mismos “señales”. No sólo sus palabras, sino también sus acciones, su vida , todo es profecía.
Son los hombres que hacen una lectura de la naturaleza y de la historia desde su fe en Dios. Es lo que llamaríamos “lectura profética de la vida”, o saber leer los “signos de los tiempos”.
El profeta es centinela de la Alianza (Ez 33,7). Debe denunciar el pecado del pueblo, pero también abrir nuevos caminos para la convivencia y la esperanza . El profeta llama a la conversión y a la vida.
“Pues diles: Por mi vida - oráculo del Señor -,
juro que no quiero la muerte del malvado,
sino que cambie de conducta y viva.” ( Ez 33,11)

No es extraño que la palabra de los profetas tropiece con una resistencia violenta. La persecución es una constante en la historia de los profetas.

“La espada ha devorado a sus profetas,
como león carnicero.” (Jr 2,30)

“¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y
apedreas a los que se te envían!” (Mt 23,37).

El profeta es enviado al pueblo de Israel, pero su horizonte es más vasto: la humanidad.

2. Criterios para descubrir al verdadero profeta:

El profeta está seguro de hablar en nombre de Dios, pero ¿cómo reconocerán sus oyentes que es un profeta auténtico?, porque existen falsos profetas que, con frecuencia, aparecen en la Biblia. Pueden ser hombres sinceros que sufren una “ilusión” o pueden ser simuladores, pero cuyo comportamiento exterior no los distingue de los verdaderos profetas. Engañan al pueblo y los verdaderos profetas tienen que polemizar con ellos: Miqueas contra los profetas de Ajab (1Re 22, 8ss), Jeremías contra Ananías (Jr 28), o contra los falsos profetas en general (Jr 23), Ezequiel contra profetas y profetizas (Ez 13), etc.
¿Cómo saber, entonces, que el mensaje procede verdaderamente de Dios?, ¿cómo distinguir al verdadero del falso profeta?. … La Biblia nos ofrece dos criterios de diferenciación:

1. El cumplimiento de la profecía (Jr 28,9; Dt 18,22), y sobre todo,
2. La conformidad de la enseñanza con la doctrina tradicional (Jr 23,21-22; Dt 13,2-6).

3. Profetas y “profetas”:

La imagen del profetismo que resulta del Antiguo Testamento es bastante heterogénea. Nos encontramos con dos tipos completamente diferentes de profetas:
a) Un profetismo institucional, oficial, que depende de la corte real ( los profetas acompañan al rey en sus desplazamientos, recitan durante las ceremonias del Templo sus oráculos de victoria, forman parte de las altas esferas de la nación,...).
b) Los profetas de vocación, que mantienen su independencia respecto al rey y que se opondrán a todos los que dependían de la corte.

4. Los profetas y Jesucristo:

Los profetas prepararon a Cristo un pueblo. Además delinearon la imagen del Mesías verdadero y con su servicio a la palabra anticiparon la misión del Salvador.
Cristo aceptó que se le confundiera con alguno de ellos (Mt 16,14), adoptó las mismas actitudes que ellos: de fidelidad y crítica a la religión nacional ( Sábado, diezmos , ley, casuística de los rabinos); y empleó su lenguaje vigoroso ( Mt 23).
Jesús es el profeta por excelencia, reformador supremo, cuyo mensaje evangélico dio a la historia su orientación definitiva ( Hch 3,22-26; 7,37).

5. Juan Bautista: el último de los profetas del Antiguo Testamento: (Lc 3,1-14)

Prepara el camino del Señor y anuncia la inminencia del Reino, invitando a la conversión. Anuncia y señala al Cordero de Dios que viene a salvarnos (Jn 1,29).
El profetismo de Juan es heroico hasta el martirio; su humildad y sencillez lo llevan a reconocer que su misión ha culminado y que debe dar paso al Mesías (Jn 3,30).
Jesús confirma su misión de profeta y destaca el testimonio de su vida (Lc 7,28).

6. Los profetas de hoy:

Moisés decía a Josué : “¡Ojalá que todo el pueblo fuera Profeta!” (Num 11,29). Hoy también necesitamos de profetas, de hombres que tengan una experiencia profunda de Dios, que reciban su Palabra y la anuncien con audacia y valentía.

¿Quién es profeta hoy?:

 El profetismo es una dimensión cristiana fundamental. Cristo fue el profeta por antonomasia y, por el bautismo, todos participamos de su don profético, todos los cristianos estamos llamados a ser profetas.
 Ser profeta no consiste en salir clamando por las calles, ni en hacer signos o señales proféticas extraordinarias.
 Profeta es todo hombre (laico o consagrado) que tiene una experiencia profunda de Dios, que juzga el presente y el futuro a la luz de su palabra y que se convierte en la conciencia de Dios para inquietar, cuestionar y revolucionar la vida de los hombres.
 Muchas veces, como Jeremías, decimos “no sé hablar”. Pero el Señor se anticipó a respondernos: “No tengas miedo”, “ no te preocupes de lo que dirás y cómo lo dirás, pues yo pondré mis palabras en tu boca”… Ciertamente, si asumimos nuestra vocación profética, el Señor nos dará las palabras necesarias para animar, guiar y educar a los demás.
 El profeta auténtico, que quiere ser fiel al espíritu del Evangelio, es muchas veces incomprendido y debe estar dispuesto al sufrimiento, pero en su camino siempre sentirá las palabras del Señor que le dice: “ Yo estoy contigo”.


CONCLUSIONES:

1. El profeta es un hombre que tiene una experiencia profunda de Dios y que acepta su llamado para ser su mensajero y la conciencia de Dios en su pueblo. Es enviado para manifestar la voluntad del Señor y para prevenir contra los peligros que provienen del abandono de la fe.

2. Además de ser un “llamado” y un “enviado”, el profeta es también, y sobre todo, “el hombre de la palabra”. Pues la palabra es la herramienta más característica del oficio profético.

3. Los profetas prepararon a Jesucristo un pueblo. Su tarea no fue fácil, porque la gente tenía sus propias ideas acerca del Mesías. Sin embargo, ellos delinearon la imagen del Mesías verdadero.

4. Los profetas fueron incomprendidos y rechazados por su pueblo. El sufrimiento fue parte de su vida al tratar de permanecer fieles a la palabra de Dios.

5. Todo cristiano, por el Bautismo, participa del don profético de Cristo. Por tanto, estamos llamados a anunciar con audacia y valentía la palabra del Señor y a convertirnos en la “conciencia de Dios” en el mundo.


TAREA:

Leer el documento de Puebla nn. 267 y 268; y reflexiona en torno al compromiso que asumirías desde lo que el texto te sugiere.
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